Uso de cookies

La Galería de las Colecciones Reales usa cookies, propias y de terceros, con finalidad principalmente técnica y necesaria para prestación de nuestros servicios y mostrarles contenido relevante. Más información en nuestra política de cookies. Política de cookies.

ACEPTA para confirmar que has leído la información y aceptado su instalación. Puedes modificar la configuración de tu navegador.

La exposición Su majestad escoja exhibe el muestrario de mármoles españoles de Palacio recién restaurado y presentado íntegramente al público por primera vez en sus ocho arcas. Hasta ahora solo se habían mostrado alguna de ellas, pero nunca el conjunto completo de este repertorio elaborado entre 1740 y 1790 bajo la dirección de los dos arquitectos que dirigieron la construcción y decoración del Palacio Real de Madrid: Giovanni Battista Sacchetti y Francesco Sabatini. 

  • Acceso

    Plaza de la Armería. Los grupos accederán por la entrada de Cuesta de la Vega 

  • Organiza

    Patrimonio Nacional

El muestrario de rocas ornamentales del Palacio Real

Este muestrario de mármoles está formado por ocho arcas de madera de pino cuyo interior, forrado con lana abatanada roja, está dividido en 40 casilleros que albergan 301 muestras de más de cien canteras peninsulares. 
Su función era la de escoger el material que se quería emplear en los elementos arquitectónicos de los espacios interiores del Palacio Real: pavimentos, portadas, chimeneas, frisos, revestimientos murales o piezas de otro tipo. Sin embargo, el empleo de las rocas ornamentales de este muestrario no se limitó al palacio de Madrid, sino que en los reinados de Carlos III y Carlos IV se extendió a otros Sitios Reales, y especialmente a las casas de campo en El Escorial, El Pardo y Aranjuez.

Mármoles españoles para el Real Palacio nuevo de Madrid

“Mármol” o “jaspe” son términos utilizados en el siglo XVIII para referirse a lo que entonces también se llamaban “piedras de pulimento”, es decir, aquellas que producían un gran efecto no sólo por su colorido, sino también por la brillantez que adquirían al ser pulidas. Desde el punto de vista de la mineralogía y de la geología los variados tipos de piedra contenidos en el muestrario se deben designar más bien como “rocas ornamentales”. 

Felipe V adoptó la “política regia del mármol” que había elaborado su abuelo Luis XIV en Francia: todas las canteras de “mármoles” del reino eran, en principio, dominio de la Corona, que regulaba la extracción y daba prioridad a las obras del rey. Con ello se transmitía un mensaje de prestigio nacional, enfatizando la riqueza natural del territorio y la magnificencia del soberano, que no necesitaba buscar fuera de sus dominios los materiales más ricos. 

Para construir el Palacio Real de Madrid Felipe V llamó al arquitecto italiano más famoso de su época, Filippo Juvarra, cuya obra continuó desde 1737 su discípulo Giovanni Battista Sacchetti y, a partir de 1760, Francesco Sabatini. Juvarra y Sabatini se formaron en Roma, influidos por la escuela de Bernini, y emplearon las rocas ornamentales al modo de allí. Para ello hacen venir a marmolistas romanos especializados en la aplicación de revestimientos de piedra de color sobre otra que le sirve de base, como si se tratase de una piel. De ahí el término impellecciato, del que deriva el nombre españolizado de “impelichadores” que se da a los oficiales que trajo Sabatini: Domenico Galeotti y Nicola Rappa.     

Sacchetti, la exploración de canteras y la Fábrica de Palacio (1740-1760)

Entre 1742 y 1747 se construye la planta baja y se planifica la principal del Palacio Real. Y es en esos años cuando se organiza la extracción de cuanto “mármol” fuese necesario desplegar en la planta principal, donde ya se contaba que la arquitectura debía producir un espléndido efecto de magnificencia. En 1747 queda aprobado el proyecto definitivo de Sacchetti para la distribución de las habitaciones reales y el arquitecto pudo especificar de qué piedra, y por tanto de qué color, iba a ser cada elemento en los ambientes de mayor representatividad. Los espacios más impresionantes a este respecto habían de ser la Capilla Real, la Galería de la reina y varios salones del “cuarto del rey”: el de guardias, el de “funciones” (fiestas y bailes), las antecámaras y el de besamanos, hoy del Trono.

Los responsables de la obra realizaron un gran esfuerzo en la localización, exploración y traída de muestras de todas las canteras conocidas y las nuevas de las que se pudiera tener noticia. Cuando en 1749 Fernando VI y Bárbara de Braganza aprobaron el proyecto del arquitecto mayor para la decoración de Palacio, Sacchetti barajaba ya un muestrario con más de cien tipos de piedra. Por lo que sabemos, su ordenación correspondía con la que tenía en 1766. 

Sabatini y la culminación del muestrario (1760-1797)

La llegada de Carlos III y del arquitecto Francesco Sabatini supuso una completa alteración del Palacio. No sólo se cambió la distribución de las habitaciones reales y los proyectos para su decoración, sino todo el concepto de cómo aplicar los “jaspes”. 

En lugar de articular las paredes con revestimientos totales, como Sacchetti había proyectado en el Salón del Trono o en la Galería de la reina, Carlos III aplicó los mármoles a pavimentos, puertas, chimeneas, frisos y cornisas, siempre subordinando el efecto general a una idea integradora. En las salas diseñadas por Gasparini los suelos marmóreos concuerdan con la ebanistería, las sedas y los estucos de paredes y techos. En las dirigidas por Sabatini, que son las más, existe un equilibrio muy medido entre los solados y los elementos murales. Una de sus creaciones más destacadas fue la escalera principal, con sus peldaños monolíticos de más de cuatro metros de largo traídos de Robledo de Chavela (Madrid).

A Sabatini se debe la ampliación del muestrario hasta las 301 variedades que abarca y su ordenación en las ocho arcas, tal y como han llegado hasta nosotros, en la década de 1790. Por entonces también diseñó varios conjuntos impresionantes pero frustrados: su proyecto inacabado para el Salón del Trono, y los oratorios de Carlos IV y de la reina, ambos desmontados por Alfonso XII, que también desmanteló el de Carlos III. 

De Fernando VII a Alfonso XIII

La vigencia del muestrario y la vitalidad del Taller de mármoles, se mantuvieron durante el reinado de Fernando VII, que encargó pavimentos para al menos cinco salas de su nuevo apartamento privado en Palacio. Su viuda, María Cristina, encargó en 1840 otro, y éste es el único del que se conserva su dibujo preparatorio, mientras que desconocemos el paradero de todos los demás diseños anteriores. Bajo el reinado de Isabel II no se realizaron creaciones significativas aquí -aunque sí en El Escorial y La Granja- y el ferrocarril revolucionó la comercialización del mármol: ya no era necesario atenerse a las canteras españolas, ni la Corona contaba con los ingresos ni con el prestigio anteriores a 1808.

La creación del nuevo Comedor de gala y de sus salones adyacentes en 1880, desmantelando las habitaciones de Fernando VII, supuso el traslado de pavimentos -tanto del XVIII como fernandinos- a otras salas de Palacio, la destrucción de tres magníficos oratorios y nuevas decoraciones. En éstas se empleó gran cantidad de mármol francés e italiano, pero también, por última vez, de las canteras españolas del muestrario. Por ejemplo, una variedad de Espejón que gustaba mucho a Felipe II, pero no a los Borbones del XVIII, fue muy utilizada en el Comedor de gala. Alfonso XII y Alfonso XIII extendieron los suelos de mármol no sólo por más salas de la planta principal de Palacio, sino por la baja, en los nuevos cuartos para los invitados y para los príncipes de Asturias.

Los mármoles en la decoración del Palacio Real de Madrid

La elección de unos “mármoles” u otros está siempre ligada al “gusto", cambiante de unos periodos a otros. Veamos a continuación algunos de los principales "mármoles" utilizados en las estancias del Palacio Real de Madrid.

El mármol de Espejón amarillo y morado es una de las variedades más utilizadas en la decoración del Palacio. El mármol verde de Granada era el favorito de Carlos III, por este motivo se empleó en los espacios más representativos del Palacio, como el Salón del Trono, su dormitorio, el gabinete de porcelana, o su desaparecido oratorio. 

La combinación de mármoles muchas veces asocia el mobiliario a la arquitectura, creando un diseño total del conjunto: en el Salón del Trono se utiliza el mármol rosa de Villamayor tanto en el pavimento como en las consolas.
La integración total de los elementos marmóreos tiene su mayor exponente en la Cámara de Gasparini, donde el alabastro de Consuegra es utilizado en jambas, friso, pilastras, cornisa y chimenea, y también en las tapas de las cómodas que se encontraban aquí en el reinado de Carlos III. 

Del gran proyecto decorativo diseñado por Sacchetti a base de mármoles para la Real Capilla, tan solo se llegaron a colocar las dieciseis grandes columnas de mármol negro con vetas blancas de una sola pieza procedentes de Mañaria (País Vasco).
La de Azpeitia se utilizó en época de Carlos IV en varios pavimentos muy suntuosos: no sólo el del Gabinete de maderas finas de María Luisa, sino en el del inmediato -llamado de estuco- y en el Ala de San Gil.

Los mármoles en los Palacios y casas de campo de Carlos IV

Carlos IV, que merecería ser llamado “el rey decorador”, mostró su gusto por los mármoles en sus casas de campo de El Escorial y El Pardo, especialmente en esta última, con su magnífica sala rotonda con paredes revestidas completamente de rocas ornamentales. 
Al ascender al trono comenzó la construcción de una nueva Real casa de campo, llamada “del Labrador”, al extremo de su ampliado Jardín del Príncipe en Aranjuez. La mayor parte de los pavimentos, el conjunto de una de sus escaleras, las rampas de otra y una serie de elementos en las salas, constituyen un suntuoso despliegue de estos materiales. Con mayor variedad y riqueza que en el reinado anterior, las rocas se combinan elegantemente con estucos de gran calidad que imitan jaspes, formando conjuntos como el Retrete del rey o la Galería de estatuas. En formato menor, estos espacios siguen la pauta decorativa de los magníficos salones creados en el Palacio Real de Madrid para la reina María Luisa -el salón de espejos, el comedor de diario-, y obligan a añorar que nunca se acabase el gran proyecto de Sabatini para cubrir enteramente de mármoles y bronce el Salón del trono madrileño.

La restauración de un conjunto singular

La restauración del muestrario parte de la necesidad de recuperar la integridad estructural y estética del conjunto. Gracias a la intervención de los talleres de restauración de piedras duras, documento gráfico, textiles y ebanistería y a la colaboración de los laboratorios de restauración de Patrimonio Nacional, se ha frenado el deterioro del conjunto, devolviéndole su integridad física y su funcionalidad. Restableciéndose, mediante un plan de actuación conjunto, como documento de investigación, estudio y registro de las rocas decorativas y canteras exploradas.
Previamente a la realización de cualquier tipo de actuación sobre las piezas, se realizaron los estudios necesarios para el conocimiento profundo del muestrario, atendiendo a su aspecto constructivo y utilitario, su carácter histórico y a su instancia estética; poniéndose de manifiesto su necesidad de ser tratado en conjunto, tanto en su investigación, como en su intervención y exposición.
El objetivo de la intervención, además de estabilizar los procesos de deterioro de cada uno de los materiales, ha sido la recuperación su funcionalidad. El hecho de intervenir el muestrario completo ha brindado la posibilidad de recuperar un grado de conservación uniforme en todas las cajas.
Era importante garantizar la solidez estructural de las arcas pudiendo de nuevo ser abiertas y cerradas, actuando como soporte para las muestras. Y a su vez, poder asegurar la protección que supone para las piedras la estabilidad de las maderas de los casilleros y el textil en todo su interior. Se trataron las etiquetas y leyendas de papel asociadas a las arcas, permitiendo su interpretación y se intervino sobre las rocas fragmentadas o deterioradas.

Más información

La colección de Ciencias Naturales de Patrimonio Nacional

Este muestrario de ocho arcas de rocas ornamentales forma parte de la Colección de Ciencias Naturales, una de las más singulares de Patrimonio Nacional. Esta colección es heredera del interés por la historia natural que surgió en el siglo XVI, durante el Renacimiento, cuando en Europa se crearon las llamadas “cámaras de maravillas” o “gabinetes de curiosidades”, en los cuales se reunían objetos curiosos o entonces considerados exóticos en un intento de comprender el mundo conocido. A partir del siglo XVIII este conocimiento se desarrolló de forma científica, se fomentaron e institucionalizaron estudios en diversas materias y se organizaron numerosas expediciones científicas a los territorios ultramarinos, generalmente auspiciadas por los monarcas. En España, estas acciones fueron especialmente fructíferas bajo los reinados de Carlos III y de Carlos IV. Uno de los resultados de este interés científico fue la creación en 1771 del Real Gabinete de Historia Natural, en el que se reunieron numerosos especímenes del reino animal, vegetal y mineral, pero también objetos arqueológicos y artísticos que, tiempo después, pasaron a nutrir numerosas instituciones científicas y culturales de nuestro país.

La actual colección de Ciencias Naturales se compone de cerca de 1.200 bienes entre los que se encuentran ejemplos de extraordinario valor y alto carácter didáctico, como los animales fruto de la taxidermia científica realizada por José Luis Benedito López con destino a la creación de 28 dioramas de fauna ibérica ubicados en el Palacio Real de Riofrío, una colección de huevos de aves, las ocho arcas de rocas ornamentales y más de 300 fósiles y minerales recogidos entre el siglo XVIII y principios del siglo XX. 

Autores y coleccionistas

Felipe V
Monarca

Felipe V

(Versalles (Francia), 1683 - Madrid, 1746)

Segundo hijo de Luis de Borbón (1661-1711), conocido como el Gran Delfín, heredero de la Corona francesa, y de María Ana Cristina Victoria de Baviera (1660-1690), el futuro Felipe V creció en la corte de Versalles durante el reinado de su abuelo, Luis XIV de Francia. Su educación estuvo a cargo de François Fénelon, más tarde Arzobispo de Cambrai. Nieto por vía paterna de la Infanta María Teresa, hija mayor de Felipe IV, ascendió al trono español tras la muerte de Carlos II, quien le designó como su sucesor en su último testamento del 3 de octubre de 1700. Primer Rey de España perteneciente a la Casa de Borbón, el reinado de Felipe V se desarrolló en dos etapas. La...

Leer más

Comisarios: José Luis Sancho Gaspar, Pepa Parra Granell, Virginia Albarrán Martín

Colabora: Cosentino

Coordina: Isabel Sampedro y María Auxiliadora López

Diseño museográfico: Ruiz. Ampuero Arquitectos

Cosentino