Aguamanil
1771-1774
Este juego de aguamanil, integrado por un jarro y una fuente o bandeja que lucen las armas reales, fue realizado por el platero de origen francés Juan Farquet. Su marca personal, JFAR/QUET, junto con la cronológica de 1788 y las de localidad de Madrid Villa —castillo— y Corte —oso y madroño—, confirma esta autoría. El profesor Dr. D. José Manuel Cruz Valdovinos y Fernando Martín, en diferentes publicaciones, suponen que el juego pudo realizarse en vida del platero pero que no fue marcado hasta años después con motivo del inventario realizado a la muerte de Carlos III.
Juan Farquet trabajó para la corte madrileña durante los reinados de Felipe V, Fernando VI y Carlos III. El 20 de septiembre de 1740 fue nombrado platero supernumerario de la Real Casa de Su Majestad. Ejerció también desde 1746 el cargo de ayuda honorario del real guardajoyas sin sueldo. En marzo de 1769, en atención a sus méritos, ascendió a jefe honorario del real guardajoyas quedando destinado al servicio de la princesa María Luisa de Parma. Falleció el 1 de enero de 1774.
El juego de aguamanil tiene un doble uso religioso y profano porque se utiliza para lavar las manos tanto en la mesa como en la celebración de la misa. Su diseño no suele presentar diferencia entre una y otra función ya que muchos de ellos no portan símbolos religiosos. No es este el caso, porque tanto el jarro como la fuente llevan una inscripción que los vincula con la real capilla.
Durante el siglo XVIII el gusto francés estuvo muy presente en la corte madrileña y fueron varios los artífices galos que se asentaron en Madrid. El diseño de este juego nos recuerda, precisamente, a otros ejemplares elaborados por dichos artífices. El conjunto se aleja del estilo rococó que el platero empleó en sus últimas obras y se acerca más a los ejemplares de carácter neoclásico. El jarro presenta un cuerpo de perfil aovado que se ensancha en la panza y se adorna con moldura estriada y hojas superpuestas ligeramente ladeadas. La boca y la tapa repiten el mismo perfil sinuoso y se adornan de nuevo en el borde con moldura y hojas. Casi toda la superficie de la tapa, del cuello, de la panza y del pie está embellecida con una cenefa troquelada de borde geométrico en cuyo interior se entrecruzan bastones y veneras. La fuente circular, con la orilla levantada y decorada con los mismos motivos geométricos luce de nuevo la moldura estriada y las hojas ladeadas.