Escopeta
1720-1758
Esta escopeta pertenece a un conjunto de armas decoradas por el arcabucero real Francisco Baeza y Bis entre 1755 y 1758. Monta un cañón de su abuelo materno, Nicolás Bis, quizá la figura más sobresaliente de la arcabucería real madrileña. La documentación conocida señala dos intervenciones sobre escopetas de Nicolás Bis, realizadas en 1756 y 1758, que podemos relacionar con este conjunto. En 1756, se libraron siete mil ochocientos reales de vellón por la obra a buril realizada sobre un cañón, que montó a la francesa. En 1758, Francisco Baeza y Bis compró a don José de Carvajal un cañón de Nicolás Bis para el servicio real, que también montó a la francesa, con guarniciones grabadas y doradas. Es importante destacar el hecho de que sea un arcabucero real quien compre a un particular un arma de otro arcabucero real, que solo se explica por el interés de disponer, con independencia de su procedencia, de un cañón de calidad. En este caso, el nombre de Nicolás Bis, muerto treinta y tres años antes, constituía por sí mismo una garantía. Es probable, pero no concluyente, que esta escopeta pudiera corresponderse con la comprada a don José de Carvajal. En cualquier caso, este tipo de escopetas grabadas y doradas, de cañones profusamente decorados, cajas con alambre rico embutido y apariencia francesa, pero con llaves a la moda, adaptándose a la tradición española, son el prototipo de las armas de lujo madrileñas. Las armas cinceladas son excepcionales, por lo que las escopetas grabadas se ajustan más al concepto del lujo en Madrid. En el caso de esta escopeta, Baeza y Bis se inspiró en los dibujos de un libro francés de patrones decorativos muy difundido en la época, con dibujos de De Lacollombe y De Marteau fechados entre 1730 y 1749. En esta ocasión, no se produce una copia exacta de sus láminas, como era usual, sino una reinterpretación de las mismas. La influencia es clara en la superposición de una cabeza de jabalí y una lacería, dibujados por separado en el original, o en el recurso a motivos reinterpretados siguiendo las mismas características estilísticas, como los diversos trofeos venatorios o la presencia de conejos inscritos por medallones, siguiendo el particular vocabulario decorativo de este libro.