La adoración de los Magos
1600-1630
Retablo-relicario o «altarolo» tipo ostensorio de madera de peral chapeada de ébano de estilo corintio, revestido con incrustaciones de diversas piedras duras, aplicaciones de bronce dorado y fileteado de plata en su color, que sigue la tipología establecida en los talleres romanos durante el primer tercio del siglo XVII. En el interior de las reservas distribuidas entre los tres cuerpos superpuestos que conforman la base, arranque de la pala y frontón partido de remate, se guardan diversas reliquias de santos, entre las que es posible identificar las de «S. Caproli M.», «S. Restituti M.» y «S. Maximi M.».
El marco ochavado, decorado con placas rectangulares de diásporo rojo de Sicilia y circulares de lapislázuli en los vértices y flanqueado por dos pilastras de amatista con basas y capiteles corintios de bronce dorado, acoge en su interior una miniatura ovalada con la representación pictórica de la Adoración de los Magos, que se desarrolla en un interior de ruinas arquitectónicas, abiertas a un paisaje en profundidad. El Niño sobre el regazo de la Virgen y junto a un anciano san José, recibe a los tres Reyes Magos, que postrados vienen a adorarle y presentarle sus ofrendas. Como ya apuntaba Leticia Sánchez (2009), la escena reproduce de forma muy exacta el fresco original de Rafael y de sus discípulos para una de las bóvedas de las Logias Vaticanas de Roma, existiendo solo algunas diferencias compositivas propias de la adaptación escénica a un formato miniaturesco, como la eliminación de la mayor parte de la comitiva que acompaña a los reyes. Las fuentes gráficas que pudieron servir de referencia para extraer dicho tema son «La Historia del Testamento Vecchio dipinta in Roma da Raffaello» (1607), la serie «Imagines veteris ac Novi Testamenti a Raphaele Sancti Urbinate in Vaticani Palatii» (1615) o «La Sacra Genesi figurata da Rafaele d’Urbino nelle Logge Vaticane» (1626).
La riqueza material y el refinamiento exquisito de este pequeño retablo que sirve de pala a la Epifanía, al igual que ocurre con su homónimo que acoge una Virgen con el Niño (PN 00620394), obligan a pensar que no fueron realizados ex profeso para estas miniaturas, por el difícil encaje que presenta el cobre a su marco ochavado (Carmen García-Frías, 2015). Anna Maria Giusti (1988), Alvar González-Palacios (1993) y Leticia Ruiz Gómez (2001) lo han puesto en conexión con un espléndido grupo de pequeñas palas muy representativas de los talleres romanos del primer tercio del siglo XVII, en los que participaron artífices flamencos y alemanes activos en Roma, que no se limitaron a la fabricación de ebanistería, sino también al montaje de aplicaciones de piedras duras en su estado natural, plata y bronce dorado.