La Alegoría de las Artes
Hacia 1771
Carlos III, en su interés por promover y favorecer las manufacturas artísticas españolas, aprobó por real despacho el 28 de noviembre de 1771 unas ordenanzas que debían cumplir los hermanos Felipe Santiago y Pedro Charost, relojeros de origen francés domiciliados en Madrid, para establecer una fábrica-escuela de relojería en Madrid. Ambos se comprometieron a enseñar a una docena de jóvenes, durante un período de siete años, a fabricar péndolas, relojes de sobremesa, de bolsillo y cajas. La fábrica-escuela se abrió en la calle del Barquillo de Madrid.
Los hermanos Charost, en señal de gratitud por confiarles la dirección de la escuela, fabricaron este reloj y se lo ofrecieron al rey en diciembre de 1774. La caja representa una alegoría cuyo emblema es la protección que el rey dispensa a las artes. La efigie del monarca se contempla en un medallón sostenido por un niño que personifica al genio que domina en el arte. Una figura femenina de pie, con un anillo solar en la mano derecha, simboliza la Astronomía. Otro niño completa la escena. En la esfera, esmaltada de blanco, se aprecian las cifras horarias en números romanos —horas— y arábigos —minutos—. La autoría de los relojeros queda confirmada por las firmas que se observan en la esfera y en la platina trasera de la máquina. Esta responde al tipo conocido como «París». Se mantiene en marcha gracias a un motor de resorte cuya cuerda dura una semana. El péndulo compensa el movimiento del escape.
La factura presentada por los hermanos Charost ascendió a 12997 reales. En ella se confirma que el rey adquirió el reloj y que este se colocó en el Palacio Real de Madrid.
Carlos III solicitó a los hermanos Charost que escribieran un tratado teórico y práctico de relojería que ayudara a la formación de nuevos maestros relojeros. Su intención era aumentar el número de profesionales especializados que pudieran construir relojes y competir con otras escuelas europeas. El 4 de diciembre de 1789 enviaron un sencillo texto titulado «Tratado metódico de la relojería simple», que fue examinado y aprobado por los maestros censores de la Real Sociedad Matritense de Amigos del País.
El diseño de la caja mantiene todavía líneas barrocas y adornos de tipo vegetal, a pesar de que en estos años ya triunfaba en Europa el neoclasicismo. El bronce dorado es de gran calidad propio de una obra destinada el monarca. Los símbolos que destacan en la caja remiten al valor y al buen gobierno del monarca.