La Anunciación
Posterior a 1737
La vuelta a la Antigüedad clásica durante el Renacimiento italiano dio lugar al resurgir de los trabajos de piedras duras, lo que se plasmó en la creación en Florencia del denominado «Opificio delle Pietre Dure» por Fernando I de Medici, tercer gran duque de Toscana. Además de la ciudad del Arno, fueron otros dos los grandes centros que desarrollaron este arte: Roma, caracterizada por los trabajos de carácter geométrico, y Nápoles, heredera del estilo figurativo típico de Florencia.
En 1737 Carlos VII, futuro Carlos III de España, fundó en Nápoles el Real Laboratorio de Piedras Duras tras haber conocido este tipo de trabajos durante su estancia en la toscana. En dicha fábrica fue donde se realizó esta Anunciación, obra estudiada por Alvar González-Palacios, entre otros, y que fue diseñada por Giovanni Antonio Noferi. De la talla de los elementos pétreos de esta pieza, llevada a cabo entre 1739 y 1742, se encargó Francesco Ghinghi, artista que se había formado con Giovanni Battista Foggini en la florentina «Galleria dei Lavori», mientras que en el marco trabajaron el ebanista Gaspare Donnini y el broncista Giacomo Ceci.
Contrasta con el relieve de las figuras de la Virgen y el arcángel san Gabriel el exquisito trabajo de las flores que rodean los dos óvalos, dotadas de gran realismo gracias a la elección de las piedras. Se conservan más piezas similares a esta en cuanto a su forma y técnica: es el caso de la placa del Badisches Landesmuseum, pieza realizada en Florencia y regalada en 1720 a la princesa de Baden, o la plaza conservada en el Vaticano, regalada por Cosme III a Inocencio XII en 1700.