La lapidación de san Esteban
Hacia 1560
La tapicería de «Los hechos de los Apóstoles», perteneciente a Patrimonio Nacional, es una de las reediciones más antiguas y de mayor calidad de la célebre serie diseñada por Rafael Sanzio (1483-1520). La edición «princeps», o primera, se conserva en el Vaticano y fue encargada por el papa León X (papado 1513-1521) para decorar la Capilla Sixtina. El conjunto español, compuesto por nueve paños, es citado por primera vez en el inventario postmortem de Felipe II (reinado 1556-1598). Abarca dos ciclos narrativos fundamentales, dedicados a san Pedro y san Pablo, considerados columnas de la Iglesia. Uno de los tapices más impactantes es este, donde se representa la lapidación de san Esteban, el primer mártir cristiano. Acusado falsamente de blasfemia, es condenado a muerte por los sacerdotes judíos del sanedrín.
La escena del martirio está llena de dramatismo: el santo, de rodillas y con los brazos abiertos, resplandece con una luz sobrenatural, mientras observa la visión celestial que se le presenta a través de un rompimiento de nubes. Esta imagen plasma a la perfección las palabras del santo reproducidas en los «Hechos de los Apóstoles» (7, 54-60): «Veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre en pie a la diestra de Dios». Mientras tanto, los verdugos, que se preparan para lanzar las piedras, han dejado sus mantos a los pies de un joven Saulo, futuro san Pablo, quien presencia la escena con mirada sombría. Los sayones, robustos y enfurecidos, están listos para cumplir su tarea, mientras que el fondo del tapiz nos muestra la ciudad de Jerusalén y el escenario del martirio. La composición no solo destaca la violencia del acto de la lapidación, sino que, al mismo tiempo, introduce a Saulo, marcando el inicio del ciclo paulino y conectando este tapiz con el anterior de la serie, «La muerte de Ananías», donde se reflejan las primeras labores de los diáconos en la Iglesia primitiva.
La escena central de esta obra se enmarca con orlas decorativas que reproducen las «loggie» vaticanas, también obra de Rafael y su taller. En las cenefas laterales del tapiz, se superponen alegorías femeninas que representan las artes liberales del Trivium: Gramática, Retórica y Dialéctica, acompañadas por la figura de la Sabiduría nutricia. En la cenefa inferior, las virtudes teologales y cardinales se personifican en figuras como la Fe, representada por un corazón ardiente, la Fortaleza con la cabeza de Holofernes, la Templanza con un reloj, y la Diligencia con sandalias aladas sobre un libro. Cada detalle refuerza la conexión entre la fe cristiana y la enseñanza moral, a través de una representación visual cargada de simbolismo y significado.