La vocación de san Mateo
1695-1698
La escena del llamamiento de Cristo al cobrador de impuestos judío ―Mateo― aparece representada según los evangelios sinópticos de san Mateo (9, 9), san Marcos (2, 14) y san Lucas (5, 27). Giordano plantea el espacio de trabajo del recaudador como un escenario arquitectónico monumental con un pórtico y escalinatas a distintos niveles, lo que le permite incluir una gran profusión de personajes en variadas posturas y expresiones. La figura grandiosa de Cristo aparece bien resaltada con sus habituales túnica rosácea y manto azul de numerosos plegados y con halo de santidad, presentando ademanes de invitar al elegido, mientras que con el gesto de su mano le indica que le siga. Un anciano Mateo se dirige a Jesús con expresión de entrega para convertirse en uno de sus más fieles discípulos y en autor de uno de los evangelios. Un concurrido público asiste con sorpresa a la conversión de Mateo y, tras el Señor, se reconoce al apóstol Pedro en su habitual iconografía de hombre anciano.
Como indica Pérez Sánchez (1968), «es cuadro de importancia y calidad en el conjunto de la abundante obra española del gran napolitano», en la que consigue una pintura de gran barroquismo decorativista. Se podría encuadrar en torno a los años finales de su producción, en los que trabaja en la serie de la vida de la Virgen para el Camarín del Real Monasterio de Santa María de Guadalupe (1696-1697), con la que guarda una estrecha relación en cuanto a la fluidez de su técnica y a la brillantez de su colorido. También comparte con la dicha serie extremeña idénticas influencias veronesianas, a la hora de montar escenografías grandilocuentes con balaustradas y personajes asomados a ellas. Ferrari y Scavizzi (1992) dan a conocer un supuesto dibujo preparatorio, que se conserva en la National Gallery of Canada de Ottawa.
Este lienzo forma conjunto con otros dos más de iguales dimensiones y calidad, y que presentan además el mismo modelo masculino para la figura de Cristo en parecidos escenarios de gran teatralidad, como son la «Resurrección de Lázaro» y el «Prendimiento de Cristo». Los tres aparecen en el inventario de la testamentaría de Carlos II en la ermita de San Juan del Palacio Real del Buen Retiro de 1703. En el asiento de la «Vocación de San Mateo» se indica que tiene «el mismo marco que las que le tienen tallado y dorado». Esta frase permite sugerir que iban a conformar serie con varias pinturas de Giordano que se encontraban reunidas en la citada ermita, donde existía posiblemente una capilla y una gran galería de pintura, pero en la que también había espacio para un depósito de cuadros y un taller del artista (Andrés Úbeda de los Cobos, 2018).