Noé construye el Arca
1563-1566
El rey Felipe II (1527-1598) encargó una serie sobre la «Historia de Noé» al mejor tejedor de la época, Wilhem Pannemaker (1510-1581) en 1559. La serie primera o «prínceps» había sido encargada, con mucha probabilidad, por el rey Segismundo II Augusto de Polonia, con destino a su palacio de Wawle en Cracovia, donde actualmente se conserva. Los diseños de estos tapices se atribuyen, por razones estilísticas, a Michiel Coxcie (1499-1592), cuyo maestro fue el importante pintor y diseñador de tapices Bernard van Orley (ca.1488-1541). En Patrimonio Nacional se conserva uno de estos cartones de tapiz, comprado por Alfonso XIII en 1930 (n.º inv. 10007058).
Como indica Fernando Checa (2010), los tapices participan plenamente del ambiente contrarreformista en el que fueron creados tanto por su estética, basada no solo en la claridad compositiva y legibilidad de las imágenes, sino también en la expresividad de personajes y teatralidad de los gestos. Estos rasgos ilustran a la perfección cada episodio, como este de Noé que, con un bastón de mando, parece dirigir los trabajos que realizan su mujer, hijos y las esposas de estos para la construcción de lo que será el arca que los salve del diluvio universal.
Pero sin duda, el elemento que marca la diferencia entre las composiciones de la primera serie y las de la realizada para el monarca filipino es la utilización de una cenefa totalmente personalizada y exclusiva, creada por sugerencia del propio rey. Aparte de los elementos heráldicos de los bordes superiores, que reafirman la posesión de estos paños, Felipe II decidió utilizar una orla denominada de «Los cuatro elementos». Aquí se observan una gran variedad de animales dispuestos en cada uno de los lados: pájaros en el extremo superior, mamíferos y reptiles terrestres en los laterales y peces y batracios en el segmento inferior. Esta cenefa no fue del gusto del tapicero que se quejó de la dificultad de su realización, algo que se ve en la correspondencia intercambiada entre el rey y el cardenal Granvella (1517-1586). A pesar de su complicación, esta cenefa es todo un acierto compositivo y relaciona la Historia de Noé con la salvaguarda biológica, algo que se enlaza con el gusto de los reyes por las curiosidades de la naturaleza, estudiadas en sus cámaras de maravillas o «Wunderkammer».
Esta serie estuvo presente en algunos de los acontecimientos más importantes del rey Felipe II. En 1567 aparece registrada en el libro de objetos de culto entregado por el rey al Monasterio de San Lorenzo de El Escorial (1563-1571), mencionando que se entregan dos paños. Posteriormente, en 1576, estuvieron en el encuentro que el rey de España tuvo con el de Portugal, don Sebastián (1554-1578) «iluminando» con sus colores las estancias más oscuras de este edificio.