Olimpia, reina de Macedonia
1460-1464
La imagen de Olimpia, reina de Macedonia y madre de Alejandro Magno, quedó fijada en este retrato idealizado de quien fuera uno de los discípulos más brillantes de Donatello. Está representada de riguroso perfil, tocada con finísima diadema y corona de laurel. El relieve está trabajado mediante la técnica del schiacciato, labra muy plana de gran delicadeza y refinamiento que demuestra el grado de habilidad técnica alcanzado por Settignano.
Se relaciona con una serie de cabezas y bustos de emperadores y mujeres ilustres de la Antigüedad, mostrados de forma similar, que fueron popularizados por el artista, y entre los que se encuentran el de Julio César, en el Museo del Louvre, o el de Santa Elena, emperatriz, en el Museo de Arte de Toledo, en Ohio. Existen, además, otros ejemplares del relieve de Olimpia, realizados a partir de la composición de Settignano, en el Museo de Filadelfia, de autor anónimo, y en la Superintendencia de Bienes Arquitectónicos y del Paisaje del Piamonte, de Turín, por Filippo Collino (Caglioti, 2007).
En 1738, el cardenal Luis Antonio de Belluga y Moncada regaló este excepcional ejemplo del Renacimiento florentino a Isabel Farnesio y por ello tiene su marca, la flor de lis, sobre la O (Simal, 2006).
La reina, gran coleccionista de escultura, siempre tuvo en gran estima esta obra, no en vano su dibujo encabezó el llamado “Cuaderno de Aiello”, conservado en el Museo del Prado, germen de un catálogo descriptivo de las esculturas reunidas por Felipe V e Isabel de Farnesio en el palacio de San Ildefonso.
En este lugar lo vería el viajero inglés Richard Twis, que dejó constancia de su admiración por el retrato en sus Viajes por Portugal y España en 1772 y 1773, mientras que Antonio Ponz, en su Viage de España, de 1781, lo consideró «de lo mas excelente que aquí se guarda» (Herrero, 2000).