Retrato de Fernando de Borbón, príncipe de Asturias
Hacia 1725
Tras la muerte de su hermano Luis I y la vuelta al trono de su padre Felipe V, Fernando de Borbón (1713-1759) fue jurado príncipe de Asturias el sábado 25 de noviembre de 1724, en una ceremonia celebrada en la iglesia del Real Monasterio de San Jerónimo en Madrid. Esa nueva posición en la línea sucesoria parece estar detrás del encargo de esta efigie. Retratado de busto y enmarcada la figura en un fingido óvalo «pétreo», se ha indicado que la imagen deriva de un prototipo firmado y fechado por Jean Ranc en 1725, con el príncipe de medio cuerpo e indumentaria semejante, con una casaca de distinto color. En esa pintura del Museo Nacional del Prado (cat. P002335), el adolescente apoya la diestra en un morrión, completando de este modo ese semblante armado que se quería destacar. En efecto, el artista francés establecía en el retrato una imagen actualizada del nuevo heredero de la Corona de España realzando la faceta armada. Con una apariencia de doce años, cándido rostro de tez blanca y grandes ojos azules, en la pintura de Meléndez el futuro Fernando VI vuelve la cabeza hacia el espectador, manteniendo el cuerpo posicionado en tres cuartos. Lleva larga peluca blanca, característica de aquellos años, y viste coraza sobre la casaca de terciopelo azul, con corbata francesa blanca de encaje en la chorrera. Del cuello cuelga una cinta roja, de la que pende la insignia del Toisón de Oro, con el Vellocino, y en el torso lleva cruzada la banda de muaré azul celeste de la Real Orden francesa del Saint-Esprit. Tras él, una cortina recortada sobre fondo neutro. Esta obra se consideró efigie de Luis I desde 1914, en que como tal fue registrada en la publicación «Retratos de personajes españoles. Índice ilustrado», de la Junta de Iconografía Nacional (nº 1972), hasta el año 1966, cuando Elena María Santiago Páez corrigió esa identificación señalando el parecido con otras representaciones de Fernando niño. Una versión semejante perteneció al marqués de Santillana, también tenida como retrato del efímero Luis I por la Junta de Iconografía Nacional (nº 1970 y lám. XXIII). El ovetense Miguel Jacinto Meléndez (1679-1734), fundador de una familia de artistas asturianos afincada en la villa de Madrid y vinculada a la corte, se situó a lo largo del reinado de Felipe V como el más destacado retratista español de su tiempo. Pintor honorario del rey desde 1712, obtendría el puesto efectivo, con sueldo, en un nombramiento de quince años después, tras la realización en 1727 de la importante serie de retratos de la familia de Felipe V para la Real Biblioteca, todos ellos de formato circular y conservados en la Biblioteca Nacional de España (inv. CE0102-CE0107).