Rómulo y Remo rescatados por el pastor Fáustulo
Documentado en 1724
Se trata de un país de abanico de piel oscura de cabritilla, pintada a la aguada y al temple. Está fijado a una tabla de madera de pino, con los bordes doblados por detrás y parcialmente visibles, distinguiéndose una orla de hojas plumeadas, doradas a pincel fino. Carece de marcas de pliegue por lo que mantiene su aspecto semicircular original, y nunca debió montarse como abanico.
La pintura representa una escena única de carácter legendario, del ciclo de la Fundación de Roma (Tito Livio 1, 4 y Plutarco 2, 4-6). Se ambienta en una atmósfera nocturna de tonos plateados y gamas azuladas de intensidad variable. Los gemelos Rómulo y Remo son recogidos junto a una higuera en las orillas del río Tíber por el pastor Fáustulo, que los entrega a su mujer para que los cuide y eduque. A la derecha, un joven guerrero que podría identificarse con el rey intruso Amulio, señala con dedo acusador al grupo, junto a su caballo pintado en escorzo. Más abajo, la loba capitolina se bate en retirada. En el otro extremo, el Genio Tiberino presencia la escena en compañía de dos ninfas de las aguas. Al fondo se desdibuja la aldea de Alba Lunga y un perfil montañoso. El paisaje se prolonga en las enjutas de forma más tosca y entonación diferente. Está registrado con el número 903, 1ª, en el «Inventario General de Pinturas» de 1746 y la flor de lis de la colección de Isabel Farnesio. Lleva etiqueta de papel al dorso con la referencia «Pieza n.º 51».
En su estudio sobre las relaciones artísticas hispano-romanas, Jesús Urrea hace referencia a esta obra, que fue incluida en el equipaje de vuelta del cardenal Borja de Roma a España. Los países llegaban sin montar, dentro de canutillos de lata, pero nunca se convirtieron en abanicos por el deseo de la reina Isabel Farnesio de incorporarlos a la decoración de sus gabinetes en el Palacio de San Ildefonso. Por este motivo, se conserva del original el semicírculo interior con la dedicatoria del artista: «(D.) Nicolaus Caputus (Delineator)/ (Ca)mere/ Sa(cre) Catholice Majestatis».
El tema de Rómulo y Remo apenas ha sido representado en el arte moderno occidental, por carecer de significado simbólico de virtudes y valores morales. La elección del asunto pudo deberse al origen romano de su autor, conocido documentalmente por las cartas que envió al rey con intención de ser contratado a su servicio. Su envío a la corte española está documentado en sendas cartas que el autor envía al marqués de Grimaldo, fechadas en Roma el 11 y 15 de julio de 1724, y en el escrito en que hace memoria de las obras que había entregado al rey esos años.