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Silla de montar
Esta silla de montar se encontraba en la armería del emperador Carlos V, entre un importante conjunto de armas y arreos procedentes de Flandes que habían pertenecido a su padre, el rey Felipe I de Castilla. Forma parte de la colección de la Real Armería, donde también se conserva un ejemplar muy similar y otros tres tipológicamente análogos. Todos ellos se caracterizan por tener unos arzones altos, que permiten al jinete afianzarse sobre ella de una manera segura mientras montaba a la brida, es decir, con las piernas estiradas. Esta combinación era la más apropiada para la caballería pesada y para la participación en justas y torneos, dado que la silla también debía ser protegida como un complemento de la barda o armadura del caballo. Para ello, se necesitaban varias piezas metálicas, o launas, que se fijaban en sus arzones de madera, superponiéndose en sus extremos con el objeto de no dejar ningún espacio de su superficie sin cubrir. En este caso, el arzón delantero está compuesto por cuatro launas. Por su parte, el arzón trasero, simétrico y también de cuatro launas, sobresale por los costados para proteger las caderas del jinete.
Clasificación genérica
Armas y armaduras
Tipo de objeto
Silla de montar
Época / Contexto cultural
Reinado de los Reyes Católicos
Lugar de producción
Flandes Occidental
Datación
Hacia 1500
Materia
Acero; Madera; Textil
Técnica
Forjado; Repujado
Dimensiones
Fondo completo: (Altura: 66 centímetros; Anchura: 58 centímetros; Longitud: 51,5 centímetros)
Inventario
10000562
Créditos
Texto: Álvaro Soler del Campo; Foto: Mario Sedeño