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José I Bonaparte

Otras casas dinásticas

José I Bonaparte

Córcega (Francia), 07 de enero de 1768 - Florencia (Francia), 28 de julio de 1844

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Biografía

Tercero de los doce hijos de Carlos Bonaparte y de María Leticia Ramolino, José Bonaparte fue el hermano mayor de Napoleón. Abogado de profesión, su entrada en política se produjo tras su nombramiento como diputado por Ajaccio (Córcega) en 1792. El avance en la carrera de José Bonaparte, así como su paulatino ascenso social, se debieron a los éxitos militares de su hermano Napoleón tras el fin del régimen del Terror en Francia (1793-1794). Durante el Directorio y el Consulado franceses (1795-1804), José Bonaparte llevó a cabo misiones diplomáticas en Parma y Roma y negoció distintos Tratados con los Estados Unidos, Austria, Gran Bretaña y la Santa Sede. Para entonces, se había casado con Julia Clary (1771-1845), con la que contrajo matrimonio cerca de Marsella el 1 de agosto de 1794. La pareja tuvo tres hijas: Julia (nacida y muerta en 1796), Zenaida (1801-1854) y Carlota (1802-1839), que casarían con sus primos Carlos Luis y Napoleón Luis Bonaparte en 1821 y 1826, respectivamente. 

En mayo de 1804, después de que su hermano Napoleón se coronara Emperador de los franceses, José Bonaparte fue nombrado Príncipe Imperial. Dos años después, el 30 de marzo de 1806, accedió al trono de Nápoles. En el Reino napolitano José Bonaparte y sus ministros desarrollaron una política reformista que cristalizó en la introducción del Código Civil francés y en la puesta en vigor de ciertos cambios en la Administración del Estado, la sociedad y el Ejército.

En mayo de 1808, tras las abdicaciones de Carlos IV y Fernando VII en Bayona, Napoleón Bonaparte cedió la Corona española a su hermano José. Proclamado Rey de España el 7 de julio de ese mismo año, ante una Asamblea de Notables reunida en dicha ciudad francesa, José Bonaparte se trasladó inmediatamente a su nuevo Reino. El Soberano debía encarnar una Monarquía reformista regida por un texto de naturaleza constitucional: el conocido como Estatuto de Bayona. Elaborado a instancias de Napoleón, el Estatuto de Bayona no puede ser considerado en sentido estricto como una Constitución pero supone, por su condición de carta otorgada, el primer intento de implantar un régimen representativo en España. El articulado del Estatuto continuaba reconociendo al Rey importantes poderes; sin embargo, el ejercicio de los mismos se veía fiscalizado por algunas instituciones de nuevo cuño como el Senado, el Consejo de Estado y unas Cortes reformadas que, pese a carecer de iniciativa legislativa, se reunían en una única cámara dividida en tres estamentos: nobleza, clero y estado llano. Además, el Estatuto de Bayona abolía el tormento y ciertos privilegios señoriales y eclesiásticos, garantizaba la concesión de algunos derechos individuales y libertades, como la libertad de imprenta, y reconocía el catolicismo como la religión oficial del Estado. 

José Bonaparte nunca fue aceptado como Soberano por el pueblo español, que le apodó Pepe Botella, si bien por lo que parece nunca demostró una acusada afición por la bebida, y el Rey Plazuelas, debido a su interés en reorganizar el trazado urbanístico de Madrid, donde dispuso la creación de las actuales Plazas de Santa Ana y de Oriente. Sólo un grupo de políticos, burócratas e intelectuales herederos del reformismo ilustrado de Carlos III se mostraron partidarios del nuevo Monarca: los “afrancesados”. 

Los planes reformistas de José Bonaparte, que aspiraban a la modernización de España, cristalizaron en una amplia variedad de proyectos entre los que se cuentan la división del país en 38 prefecturas (germen de la organización provincial de Javier de Burgos de 1833); la desaparición del sistema de Consejos de gobierno característicos del Antiguo Régimen; la abolición de la Inquisición; la disolución de las órdenes religiosas y la confiscación de sus bienes; la supresión de las órdenes militares; y el establecimiento de un nuevo modelo educativo de inspiración francesa. La mayor parte de los planes de reforma de José Bonaparte y sus ministros no se llevaron a la práctica debido al estallido desde mayo de 1808 de la Guerra de la Independencia (1808-1814).

Obligado a huir de Madrid tras la victoria de las fuerzas patrióticas españolas en la batalla de Bailén el 22 de julio de 1808, José Bonaparte regresó a la capital española acompañado de las tropas de invasión napoleónicas en diciembre de ese mismo año. Sostenido en el trono durante todo su reinado por los ejércitos franceses, José Bonaparte defendió la integridad de España frente a las ambiciones anexionistas de Napoleón en los territorios ubicados al Norte del Ebro. Finalmente, el desfavorable desarrollo de la Guerra de la Independencia para las armas francesas llevó a José Bonaparte a abandonar definitivamente España en el verano de 1813. Meses después, en diciembre, renunció a la Corona española a instancias de Napoleón. 

De regreso en Francia, José Bonaparte permaneció en el país vecino hasta la definitiva caída del Imperio napoleónico en junio de 1815. Instalado en los Estados Unidos, el antiguo Rey de España residió en Norteamérica hasta 1839, cuando se estableció en Florencia junto a su esposa. José Bonaparte falleció en esta ciudad italiana el 28 de julio de 1844. Desde 1864, sus restos reposan, junto a los de su hermano Napoleón, en Los Inválidos de París. 

Fuente: Real Academia de la Historia (https://www.rah.es)