Armadura de parada de Felipe IV niño
Fechable estilísticamente hacia 1614
Felipe II decidió la creación de un centro de producción de armas de lujo en los últimos años de su reinado, que estuviera situado en territorio español. Para ello, contrató a armeros milaneses, que fueron establecidos en Eugui, cerca de Pamplona. Este centro solo estuvo activo unos años, pero la muerte del rey impidió que llegara a disfrutar de sus obras. El reducido número de objetos conservados de Eugui fue encargado por Felipe III. Entre ellos, se encuentra un precioso conjunto de seis armaduras para el torneo a pie, destinadas a sus tres hijos cuando estos contaban nueve, siete y cinco años, respectivamente: el príncipe Felipe, futuro Felipe IV; Fernando, futuro cardenal-infante; y don Carlos. Cada uno de ellos recibió dos armaduras decoradas de manera antagónica, pero a juego con las otras dos armaduras destinadas a cada uno de sus hermanos, es decir, se hicieron dos grupos de tres armaduras con idéntica decoración pero diferenciadas por adaptarse a las medidas de cada uno de los hermanos. De esta manera los tres niños podían ir armados iguales según las dos variantes diseñadas. En la primera, más simple, la decoración se limitaba a bandas perimetrales grabadas y doradas, que recorrían los bordes de todas las piezas dejando el campo liso.
Por el contrario, esta armadura, perteneciente al futuro rey Felipe IV cuando contaba aproximadamente nueve años, responde a la segunda variante decorativa, caracterizada porque el campo de las piezas está ocupado por una tupida red de losanges que albergan trofeos, salvo en el peto, donde, siguiendo una distribución romboidal, contienen el águila bicéfala, un castillo, un león y las columnas de Hércules, todos ellos bajo corona imperial. Por su parte, la gola ostenta el collar del Toisón de Oro. Todos estos emblemas dinásticos confieren una evidente carga política a la decoración, cuya disposición, concepción y el recurso cromático de los motivos y red de rombos en oro y plata evocan con claridad los ricos trajes de corte, bordados en hilo de plata u oro, en los que no era inusual la inclusión de emblemas familiares o dinásticos como motivos decorativos, al igual que sucede aquí.