Carlos IV
Hacia 1825
El santanderino José de Madrazo (1781-1859) pintó en Roma en 1813 los retratos de cuerpo entero de los reyes padres Carlos IV y María Luisa de Parma, que los diarios de la época ponderaron por las calidades obtenidas por el artista en el terciopelo, bordados y mobiliario. Estas pinturas, que pertenecían al infante Francisco de Paula, fueron embarcadas en el bergantín «El Dux de Génova» para su traslado a España en 1818, pero el navío encalló y naufragó el 4 de marzo a seis leguas de Arlés. Del desastre informó el propio pintor en escrito al secretario de Estado: «habiendo abierto dos de los caxones salvados, uno con los cuadros p.a S. M. y el otro con los retratos de cuerpo entero de los S.es Reyes Padres, todos pintados por mí, me quedé como un cuerpo inanimado viéndolos enteramente destrozados y sin ningún remedio, en una palabra Señor Exmo., aquellas obras que me habían costado tanto tiempo y trabajo, y con las quales debía fixar sólidamente mi reputación en España, con premio y honor, ya no existen más: el salitre las ha calcinado, y mi alma traspasada de dolor difícilmente halla consuelo. ¿Y cómo hallarle quando se pierde de un golpe fortuna y gloria?»; al margen anotó José García de León y Pizarro: «Es muy doloroso y S. M. lo ha sentido». Aquellos retratos quedaron temporalmente en Arlés, al no caber en la embarcación que llevó a Barcelona otros efectos recuperados del naufragio, y hay noticia de julio de 1826 de que estaban arrumbados en la Casa Lonja de Barcelona, sin trasladarse a Madrid, «por el estado tan malo en que se hallan, esto es podridos».
El retrato expuesto es posterior en más de una década, pero seguramente derive de esa efigie romana perdida, pues Madrazo solía conservar apuntes de sus obras. En esta imagen póstuma, Carlos IV (1748-1819) aparenta unos sesenta y cinco años, la edad que tenía en el retrato de cuerpo entero de 1813. Luce sus canas, ya sin peluca por influjo de la moda francesa, y llama la atención la presencia al fondo de la corona real sobre almohadón en un retrato de un monarca abdicado y sin reino.
Consta que esta versión fue realizada para la infanta portuguesa María Francisca de Braganza, esposa del infante Carlos María Isidro de Borbón, haciendo pareja con una copia de Vicente López del retrato de «María Luisa de Parma en traje de corte» por Francisco de Goya. Esa procedencia queda demostrada por la inscripción conservada al dorso del lienzo: «Ynf.ta D.ña / M.a Franca.». Ambas efigies debieron de incorporarse a las Colecciones Reales con motivo del secuestro de los bienes del infante a raíz de la primera guerra carlista.