Escritorio
1807
El escritorio abatible o «secrétaire à abattant» fue una de las tipologías de mobiliario de guardar más comunes y que mayor éxito alcanzaron en la Francia de Luis XVI. De líneas rectas y elegantes, sobresale esta pieza por la ligereza del soporte en contraste con la contundencia del cuerpo superior, dotado de tapa abatible, cajón y tablero de mármol. El interior incluye una superficie de cuero destinada a la escritura, así como una pequeña cajonera y un espacio de estantería.
Esta obra ha sido atribuida al afamado ebanista Adam Weisweiler, quien sobresalió en el campo del mobiliario francés gracias a sus originales y refinadas creaciones y a la inclusión en sus obras de placas de porcelana de Sèvres, estilo que compartió con otros ebanistas de la época, como Martin Carlin. En este caso, fueron la Manufactura Guerhard & Dihl y el pintor Piat Joseph Sauvage los encargados de realizar las placas de porcelana decoradas con motivos clásicos típicos del momento, como victorias aladas, guirnaldas, amorcillos o la alegoría de la abundancia del medallón central, bajo la cual se muestra la firma de los artífices. Igualmente, la madera de raíz que compone parte del cuerpo del mueble muestra decoración pictórica, destacando los jarrones, aves e instrumentos musicales que se reparten por el frente de los cajones interiores.
No tenemos constancia de cómo pasó esta pieza a integrar las colecciones reales. Es probable que perteneciese a la reina María Luisa de Parma quien, junto a su esposo Carlos IV, adquirió gran cantidad de mobiliario neoclásico a París, tarea que realizaron con gran facilidad gracias a la figura de los «marchand-merciers». Los soberanos, de gusto exquisito, fueron grandes coleccionistas, favoreciendo con este tipo de adquisiciones la difusión del arte del neoclasicismo en España, donde adquirió personalidad propia bajo la denominación de «Estilo Carlos IV».