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Biografía
Séptimo de los trece hijos de Carlos III (1716-1788) y de María Amalia de Sajonia (1724-1760), el futuro Carlos IV fue jurado Príncipe de Asturias ante las Cortes el 9 de junio de 1760, después de que su hermano mayor, Felipe, fuese excluido de la sucesión al trono debido a sus problemas de salud. El 14 de septiembre de 1765 contrajo matrimonio en el Palacio de La Granja de San Ildefonso (Segovia) con la Princesa María Luisa de Parma (1751-1819), su prima. La pareja real tuvo catorce hijos: el Infante Carlos Clemente (1771-1774); la Infanta Carlota Joaquina (1775-1830), Reina de Portugal por su matrimonio con Juan VI (1767-1826); la Infanta María Luisa (1777-1782); la Infanta María Amalia (1779-1798), esposa de su tío el Infante Antonio Pascual; el Infante Carlos Domingo (1780-1783); la Infanta María Luisa (1782-1824), Reina de Etruria al casarse con Luis de Borbón (1773-1803); los Infantes gemelos Carlos Francisco (1783-1784) y Felipe Francisco (1783-1784); el futuro Fernando VII (1784-1833), que sucedería a su padre en el trono; el Infante Carlos María Isidro (1788-1855), futuro Pretendiente carlista a la Corona española; la Infanta María Isabel (1789-1848), Reina de las Dos Sicilias como esposa de Francisco I (1777-1830); la Infanta María Teresa (1791-1794); el Infante Felipe (1792-1794) y el Infante Francisco de Paula (1794-1865), que casó con la princesa Luisa Carlota de Borbón Dos Sicilias (1804-1844).
Durante su etapa como heredero al trono, el Príncipe Carlos llevó una vida rutinaria y relativamente sencilla. Desde los dieciséis años, Carlos III le permitió asistir a las reuniones del Consejo de Castilla con el fin de estimular su aprendizaje en el arte de gobierno. Aunque su influencia política era limitada, con el tiempo los Príncipes de Asturias se vieron inmersos en ciertas intrigas cortesanas que tenían su origen en la rivalidad de dos de los principales ministros de Carlos III: los Condes de Floridablanca y Aranda.
El ascenso de Carlos IV al trono español se produjo el 14 de diciembre de 1788. El estallido de la Revolución Francesa el 14 de julio de 1789 obligó al nuevo Rey a introducir cambios en la línea de gobierno seguida por su predecesor. Estos cristalizaron no sólo en el nombramiento del Conde de Aranda como Secretario de Estado, en sustitución del Conde de Floridablanca, sino también en la participación de España en las primeras coaliciones europeas contra la Francia revolucionaria. El Conde de Aranda apenas se mantuvo unos meses en el poder. El 15 de noviembre de 1792 fue sustituido por Manuel Godoy, antiguo guardia de corps que comenzó a frecuentar a Carlos IV y María Luisa de Parma cuando todavía eran Príncipes de Asturias. El nuevo ministro alentó un viraje considerable en la política exterior española. Consciente de la incapacidad de España para imponerse militarmente a los ejércitos franceses en la frontera pirenaica, pese a algunos éxitos de las armas españolas comandadas por el general Ricardos, Manuel Godoy se avino a firmar la Paz de Basilea el 22 de julio de 1795. Un año después, el 18 de agosto de 1796, accedió a suscribir el segundo Tratado de San Ildefonso con la República francesa.
La alianza con Francia entrañó el enfrentamiento de España con Portugal e Inglaterra. Con la primera, la España de Carlos IV libró la conocida como “Guerra de las Naranjas”, breve conflicto que se zanjó con la incorporación de Olivenza al territorio español. Con Inglaterra, la suerte fue más desfavorable. A pesar de los méritos de los marinos españoles Cosme Churruca, Federico Gravina y Dionisio Alcalá Galiano, la incompetencia del almirante francés Villeneuve permitió al británico Lord Nelson infligir una aplastante derrota a la flota francoespañola en la batalla de Trafalgar, el 21 de octubre de 1805.
Los resultados de dicha batalla no afectaron a la alianza de España con Francia, que se vio reforzada con la firma el 27 de octubre de 1807 del Tratado de Fontainebleau, origen de la posterior ocupación francesa de buena parte del territorio español. Para entonces, la oposición a Manuel Godoy era creciente en la corte, donde estaba liderada por el heredero de la Corona, el Príncipe Fernando. En noviembre de 1807, la conocida como “conspiración de El Escorial” terminó en fracasó. Sin embargo, meses después, el malestar social generado por la crisis económica sería instrumentalizado por los opositores al ministro durante el Motín de Aranjuez (17-18 de marzo de 1808). La revuelta no sólo provocó la caída de Manuel Godoy sino también la abdicación de Carlos IV en Fernando VII el 19 de marzo de 1808. Erigido en árbitro de las disputas internas españolas, el Emperador Napoleón convocó a la familia real a Bayona, donde el 5 de mayo de ese mismo año forzó las renuncias de Carlos IV y Fernando VII a la Corona. La noticia de las abdicaciones de Bayona suscitó la patriótica reacción que dio lugar a la Guerra de la Independencia (1808-1814).
Carlos IV permaneció en Francia durante los primeros años del conflicto. En 1812, el antiguo Monarca se instaló en Roma junto a la Reina María Luisa y Manuel Godoy. Definido en su día por Napoleón como un “patriarca franco y bueno”, aficionado a la caza y los oficios mecánicos y amante de la música y la pintura, de lo que da cuenta el mecenazgo que dispensó al compositor y violinista Gaetano Brunetti o al pintor Francisco de Goya y Lucientes, Carlos IV falleció en Nápoles el 19 de enero de 1819, mientras se encontraba visitando a su hermano Fernando, Rey de las Dos Sicilias. Los restos del Monarca reposan en el Panteón de Reyes del Monasterio de El Escorial.
Fuente: Real Academia de la Historia (https://www.rah.es)