Traje de corte de Ignacio Lacaba, cirujano de Carlos IV
1775-1800
Este traje, conservado actualmente en las colecciones de Patrimonio Nacional tras ser adquirido en 2010, perteneció a Ignacio Lacaba Vila, quien fuera cirujano de cámara del rey Carlos IV.
Nacido en Barcelona en 1745, completó sus estudios en el Real Colegio de Cirujanos de Cádiz, desarrollando posteriormente una fructífera carrera profesional. Dentro de esta podemos destacar, entre otras, su labor docente como titular de la cátedra de Anatomía en el Colegio de Cirugía de San Carlos, o el desarrollo de sus funciones como cirujano de cámara del rey. Fue nombrado para este cargo en 1798, llegando a exiliarse junto a Carlos IV en 1809 a Roma, donde morirá el 19 de octubre de 1814.
Aunque no se conserva su uniforme de cirujano de cámara, nos ha llegado este traje de corte, que cuenta con ejemplos muy similares en otras colecciones como la del Museo del Traje CIPE (CE020352-CE020359) o la del Costume Institute del MET (32.35.12a–c). Tanto por sus aspectos formales, como por el tipo y disposición de los motivos decorativos, de gusto plenamente francés, supone un excelente ejemplo de la etiqueta cortesana masculina del momento.
A lo largo del siglo XVIII, la hegemonía política y cultural de Francia hará que las diferentes modas y estilos gestados en Versalles se propaguen al resto de cortes europeas; en España esta implantación del gusto francés será todavía más evidente gracias a la llegada de los Borbones. Durante los primeros años del reinado de Felipe V veremos, en la codificación de la imagen áulica del nuevo monarca, cierta pervivencia del traje masculino a la española de los Austrias, tal y como demuestra el retrato realizado por Hyacinte Rigaud en 1701, con varias versiones en Patrimonio Nacional (10003075), el Museo del Prado (P002337) o el Palacio de Versalles (MV 8493). No obstante, este tipo de traje fue desplazado rápidamente por el traje a la francesa, que se consolidó como el predilecto en la corte española a lo largo de toda la centuria y se componía de tres piezas esenciales, casaca, chupa y calzón, que se complementarán con diferentes accesorios, entre ellos corbatas de encaje, bastones, hebillas decoradas o relojes de bolsillo.
A lo largo del siglo, el traje a la francesa irá evolucionando en sus características, dando lugar, durante el reinado de Carlos IV, a una indumentaria masculina de corte que, a pesar de mantener una profusa decoración bordada, en lo formal adoptará el gusto imperio, con cuellos de tirilla altos, casacas ajustadas y abiertas en su parte delantera y chupas que se acortarán pasando a convertirse en chalecos, características que podemos apreciar, todas ellas, en este ejemplo.