Jarro
Fechable por marca en o hacia 1612
El cuerpo de este jarro de tipo vallisoletano, con boca circular y sin tapador, está decorado con espejos, tornapuntas, puntas de diamantes, cintas, picado de lustre y gallones rehundidos. Estos últimos dispuestos en la parte inferior próxima al pequeño pie de contorno redondo. El asa tiene forma de C, propia del siglo XVII, arrancando en la boca y elevándose un poco sobre ella. El pico presenta borde recto y su perfil está adornado con un pequeño mascarón.
La denominación, jarro de pico, se debe al adorno de la boca y no debe confundirse con la jarra, que tiene dos asas. La función de este tipo de pieza, de uso profano y doméstico, era servir agua en la mesa tanto para beber como para lavar las manos. Por eso, en los documentos históricos a veces se designa «jarro aguamanil». Solía ir acompañado de una fuente que recogía el agua vertida sobre las manos, pero, en el caso de este ejemplar, esta se perdió. En ocasiones se destinó al servicio religioso.
El platero Alonso García de Sahagún dejó su marca personal en el interior de la base del pie. Nació en Zamora en 1551. Era hijo del también platero Alonso de Sahagún. En 1575 ya estaba establecido en la corte pues figura en la relación de miembros fundadores de la Cofradía de San Eloy de Madrid. Trabajó para la infanta Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II, entre 1591 y 1592, y fue platero de la reina Margarita de Austria, esposa de Felipe III, desde 1599 a 1611. Fue marcador de corte en Valladolid y después en Madrid, desde 1596 a 1617. Elaboró también piezas de plata para el duque de Lerma durante el traslado de la corte a Valladolid, es decir, desde 1602 a 1607. Falleció en Madrid en 1617.
Al ejercer su actividad como platero y como marcador de corte pudo marcar esta pieza como artífice o como marcador. La marca que empleó fue el último eslabón del collar de la Orden del Toisón de Oro con el vellón colgante. La marca personal G / SAHA / GV es la misma que figura en el jarro del Museo Arqueológico Nacional de Madrid.
A fines del siglo XVI se distinguieron dos modelos de jarro, teniendo en cuenta su procedencia geográfica: Valladolid y Sevilla. La diferencia se aprecia en el cuerpo cilíndrico, en la base, en el pico del jarro y sobre todo en la forma del asa. Los jarros vallisoletanos llevan asa en figura de siete y los sevillanos presentan un asa que recuerda a un número cinco. Con la llegada de la dinastía borbónica, el jarro de pico se sustituyó por el jarro francés de estilo y tipología diferentes.