La Pasión de Cristo
1768-1769
Tras pintar el «Cristo crucificado» del dormitorio del rey en el Palacio Real de Aranjuez (Patrimonio Nacional, inv. 10028652), Mengs recibió el encargo de decorar el dormitorio de Carlos III en el Palacio Nuevo de Madrid con una serie de cuadros de la Pasión de Cristo. Empezó con los lienzos de las cuatro sobrepuertas, en las paredes sur y norte, con «La Oración en el huerto» y la «Flagelación de Cristo» en la primera y, en la otra, la «Caída de Cristo con la cruz a cuestas camino del Calvario» y el «Noli me tangere», situándose entre estas dos últimas las tablas de la «Lamentación sobre Cristo muerto» y «El Padre Eterno» pintadas a continuación, de modo que el monarca podía contemplar correctamente el ciclo desde la cama, cuyo cabecero estaba en la pared este.
Por la documentación conservada, se desprende que Mengs pintó las tablas de la «Lamentación» y «El Padre Eterno» una vez concluidos los lienzos de las sobrepuertas. En carta a Miguel de Muzquiz, de 28 de abril de 1768, el primer pintor de cámara avanzaba su propósito para esos dos cuadros restantes: «También aviendo determinado pintar las más obras que haré para S. M. en tablas, necesito algunos Cavalletes, y otros instrumentos para poderlos manejar, particularmente siendo algo grandes».
Registrada la serie en el dormitorio de Carlos III en el inventario del Palacio Real de Madrid de 1772, en la testamentaría del monarca, de 1794, las sobrepuertas se mantenían en el mismo sitio, no así las tablas de la «Lamentación» y «El Padre Eterno», descritas en el dormitorio del «Quarto de la Reina». En el inventario de 1814, «El Padre Eterno» se encontraba entre las «Pinturas que existen en las piezas de entresuelo encima del callejon de Tribunas». Esa tabla sería trasladada en 1816 a la Academia de San Fernando, figurando en sus catálogos impresos de 1817, 1819, 1821 y 1824, y retornando después a palacio por Real Orden de 19 de febrero de 1827. En 1870, el ciclo al completo estaba reunido en su lugar de origen, en la pieza decimoséptima «Llamada de Carlos Tercero», con «El Padre Eterno» sobre la «Lamentación», pero compartiendo el mismo «marco dorado y fijo en la pared». Según refería Sánchez Cantón en 1929, ese «nuevo» cuadro estuvo «Guardado muchos años en la Real Fábrica de Tapices», y «se envió a Barcelona, ignorándose su autor». En efecto, en 1924, las dos tablas serían colocadas juntas en el altar mayor de la Capilla del Palacio Real de Pedralbes, hasta 2006, en que fueron depositadas en el Museo Nacional d’Art de Catalunya. En 2015 fueron restituidas al Palacio Real de Madrid, donde han sido restauradas y se les han hecho nuevos marcos.