Mater Dolorosa
Hacia 1735
Pareja del cuadro «Ecce Homo» (inv. 10003818), el gran maestro de la pintura napolitana Francesco Solimena (1657-1747) nos muestra en este lienzo a la Madre de Dios de medio cuerpo y reclinada, con un ángel niño al lado sosteniéndola la cabeza o enjugando las lágrimas con el manto. María tiene un pañuelo blanco en la mano derecha, que lleva al pecho, mientras que la otra mano muestra el intenso dramatismo del momento a través del recurso de los dedos. La expresión del sufrimiento se consigue asimismo mediante los ojos en blanco, fruto de un dolor que parece desvanecerla, y una lividez extrema, con la piel grisácea de cadáver. En ambas pinturas se contrastan las zonas fuertemente iluminadas con otras en penumbra, en un acusado y eficaz claroscuro.
El artista trató este mismo asunto de la «Mater Dolorosa» en otros cuadros ―por ejemplo, en Dresde (inv. Gal.-Nr. 499) o en Bari (inv. 2246)―, pero sin alcanzar el efecto dramático de esta pintura, logrado con una paleta limitada y un extraordinario juego de luces.
Esta obra procede de la colección de Isabel Farnesio, teniendo pintada en el ángulo inferior derecho la flor de lis de la casa de Farnesio y, en el izquierdo, también en blanco, el número «931» que viene descrito en el inventario de las pinturas de la reina en el Palacio Real de San Ildefonso de la siguiente manera: «Ntrâ Sra también desmayada que la sobstiene un Angel la Caveza». Allí se asocia al «Ecce Homo» (930), pero también a otros dos lienzos religiosos: una «Santa María Magdalena» (932), que se relaciona con un cuadro de medidas diferentes en colección particular, pero en un estilo semejante al «Ecce Homo», y un «San Juan Bautista» (933) en el Museo Nacional del Prado (cat. P000351), que conserva el número «933» y la flor de lis blanca, aunque temática y estilísticamente no parece razonable establecer una relación de conjunto de esas cuatro pinturas. Por el contrario, sí que emparejan con claridad la Virgen como Mater Dolorosa y su Hijo representado como Ecce Homo. En el citado inventario se tenían las cuatro como «Pinturas de mano moderna de la Escuela de Solimena», si bien hoy sabemos que fueron pintadas por el maestro napolitano gracias al estudio que realizó Jesús Urrea en 1977 con motivo de su tesis doctoral sobre la pintura italiana del siglo XVIII en España.
Con esta «Mater Dolorosa» se ha relacionado una «Addolorata», de Lorenzo De Caro, expuesta en la pinacoteca Corrado Giaquinto de Bari (inv. 2031). Más que en la figura de María, el posible influjo se advertiría en las cabezas de los querubines que asoman en la penumbra del fondo.