Paso de Felipe III por San Sebastián
Hacia 1615
En 1612 España y Francia habían acordado sellar la paz con las dobles bodas del futuro Felipe IV con la princesa francesa Isabel de Borbón, y del rey Luis XIII de Francia con la infanta española Ana Mauricia de Austria. En noviembre de 1615 se estableció efectuar el intercambio de las princesas en el río Bidasoa, a la altura de la isla de los Faisanes, para lo que Felipe III determinó trasladar la corte a Burgos, donde se celebraron los esponsales por poderes el 18 de octubre por la parte española, al tiempo que las nupcias francesas se oficiaron en Burdeos. Mientras el príncipe Felipe aguardaba en la ciudad castellana la llegada de Isabel, Felipe III acompañó hasta Fuenterrabía a su hija Ana, a la vez que se traería desde allí a su joven nuera. Estas ceremonias, organizadas bajo la supervisión del duque de Lerma por el lado español, tuvieron una amplia difusión propagandística, y literatos, como Lope de Vega o Quevedo, se hicieron eco en sus escritos, al ser testigos directos del hecho.
Esta escena representa el paso del cortejo real por la ciudad de San Sebastián, y cómo fue agasajado por la muchedumbre y por las salvas de honor que lanzan los navíos en la bahía o las fortificaciones en el monte Urgull. En el centro de la composición aparece Felipe III y su hija dentro de una carroza negra, acompañados de una comitiva, y entre los paisanos destacan en primer plano las damas vascas con sus complicados tocados puntiagudos blancos o capirotes, signo propio de las mujeres casadas, aunque no exclusivo de estas tierras. El lugar elegido es el Alto de San Bartolomé, desde donde se divisa la playa de La Concha, la villa con sus torres, el monte Urgull, la desembocadura del río Urumea y el puerto de Pasajes, al fondo. En el ángulo inferior izquierdo, aparece la cartela que llevaría la relación de lugares y personajes representados, hoy solo conservados los números rojos sobre los mismos, al igual que ocurre con su pareja, el «Intercambio de las princesas», que sí conserva el texto, y que pende de igual forma de la rama de un árbol.
Documentalmente está registrado que Felipe III encargó la representación de este evento a dos pintores: «Pablo de Meulen», pintor flamenco del cuerpo de arqueros de Felipe III, y al italiano Angelo Nardi. Pero las conexiones estilísticas de esta obra y el citado «Intercambio de las princesas» con la única obra documentada del arquero flamenco ―la otra «Entrega de las princesas» del Real Alcázar de Sevilla―, que se describe a la perfección en la tasación realizada por Bartolomé González en abril de 1616, obligan a pensar en una atribución a van Meulen.