Servicio eucarístico
1625-1650
En el Real Monasterio de Santa Isabel de Madrid se ha conservado desde mediados del siglo XVII un importante conjunto de altar integrado por una custodia, un cáliz, un incensario, una naveta y una campanilla. Las piezas están elaboradas en cobre dorado y recubiertas, casi en la totalidad de las superficies, con fragmentos de coral embutidos en el metal que reproducen motivos tal habituales como comas, bastoncillos, vainas, puntos, rosetas y cabezas de ángeles, estos últimos en las zonas más significativas. El viril de la custodia y la copa lisa del cáliz están fabricadas en plata.
El arte de tallar el coral surgió en la isla de Sicilia, en especial en la región de Trapani y Palermo, a principios del siglo XVI. Su trabajo más característico consistió en crear objetos que combinaban con gran belleza fragmentos de coral con láminas de cobre o plata dorada. La técnica se denomina «retroincastro» y consiste en insertar en la pieza elaborada en metal, previamente troquelado, pequeños trozos de coral tallados con formas vegetales, figurativas y geométricas.
Aunque hasta el momento se desconoce cuando ingresó en el convento y quien lo donó, se baraja la posibilidad de que fuera durante el reinado del rey Felipe IV. Tanto Fernando Martín, en la obra que se publicó con motivo del IV centenario de este real convento, como Leticia Sánchez y Cristina Mur afirman que su llegada pudo coincidir con la donación al monasterio de un cuadro de José de Ribera que representa a la Inmaculada. Este está firmado y fechado en 1646 y fue remitido al rey desde Nápoles por don Juan José de Austria. Las piezas ya se incluyeron en el «Libro de inventario de las alhajas que subsisten en la Sacristía de este Real Convento» fechado en 1735.
Las piezas, al estar fabricadas en cobre, no llevan marcas. Sólo el cáliz la porta en la copa, por estar realizada en plata. En el borde se aprecian las iniciales PGC que pueden corresponder a los cónsules Pietro Gaudiuso o Pietro Guarnuto, que ocuparon este cargo coetáneamente desde 1645 a 1647. El sistema de marcaje de Palermo obligaba a colocar esta marca.
El estilo de las piezas, los elementos decorativos y el equilibrio de los volúmenes las vinculan con piezas de platería realizadas en Sicilia a mediados del siglo XVII.
Durante la guerra civil se perdieron los candeleros que aparecen mencionados en los inventarios del real monasterio.