Triunfo de un emperador romano con dos reyes prisioneros
1635-1636
Un emperador romano con cetro y corona de laurel desfila sobre un carro triunfal, tirado por dos caballos guiados por un esclavo, a la vez que es coronado por una figura femenina, como signo de su gloria. Delante van dos reyes bárbaros vencidos, precedidos por dos músicos que tocan sus largas trompetas, mientras una numerosa comitiva aclama al personaje. Lanfranco refleja en esta escena un perfecto conocimiento del mundo antiguo, tanto por elegir el asunto del triunfo militar como máxima expresión de la autoridad imperial como por la trasposición arqueológica de sus atuendos y símbolos militares.
Con un total de seis escenas de la vida de los emperadores romanos, Lanfranco fue el artista que participó con un mayor número de obras en el ciclo de la Historia de la antigua Roma, ideado para ornar el Palacio Real del Buen Retiro en Madrid. Dicho programa iconográfico, tan acorde para exaltar el poder y la gloria de la monarquía hispánica en la figura de Felipe IV, surgió del entorno intelectual del conde-duque de Olivares, el gran impulsor de la construcción y decoración del Buen Retiro, que quiso convertirlo en el centro ceremonial más importante de la corte madrileña. Como indica Andrés Úbeda de los Cobos (2005), aunque debieron darse directrices programáticas muy concretas desde Madrid, la serie resultó bastante dispar tanto en tamaño como en escala, y también hubo repetición de temas. Ello se debió a la amplia participación de artistas, con un número cercano a quince, y de escuelas estilísticas bien diferentes, como Roma y Nápoles. En total, fueron encargadas treinta y cuatro pinturas, de las cuales hoy sólo se conservan veintiocho, repartidas entre las colecciones del Museo Nacional del Prado y Patrimonio Nacional. El personaje fundamental en la comisión de la serie fue el VI conde de Monterrey, cuñado del valido, por su mandato como virrey de Nápoles entre 1631 y 1636, aunque también el marqués de Castel Rodrigo, como embajador de España en Roma entre 1631 y 1641, estuvo involucrado en la búsqueda de artistas en la Ciudad Eterna, como así lo demuestra la presencia de Andrea Camassei o Giovanni Francesco Romanelli en el ciclo. Esta escena y el «Combate de gladiadores» de Paolo Finoglia (PN10022324) son los dos únicos cuadros que se separaron del conjunto de la Antigüedad romana del Palacio del Buen Retiro, debido al interés mostrado por la reina Isabel Farnesio por conseguir pinturas del Seicento italiano para decorar el palacio de La Granja de San Ildefonso, lo que obligó a contar con obras de la colección heredada de los Austrias. Significativamente, estas dos escenas acabaron decorando el «Dormitorio de SS.MM.» —Felipe V e Isabel— del palacio segoviano.