Velador
1769-1770
En 1764 Carlos III habitó, por primera vez, el Palacio Real Nuevo de Madrid, estableciendo su cuarto en el ala suroeste del edificio. Aún por concluir las decoraciones interiores, el monarca encargó el ornamento de los espacios más representativos e íntimos de su cuarto al veneciano Mattia Gasparini, llegado desde Nápoles en 1759 acompañando a la corte del nuevo rey. La cámara ―hoy Salón Gasparini― y los anexos gabinetes de maderas finas o «de Indias» fueron los principales espacios en los que el adornista italiano desarrolló su labor, creándose para ello los denominados talleres de ebanistería, bronces y bordados, donde trabajaron grandes broncistas ―como Giovanni Battista Ferroni, Antonio Vendetti y Joseph Giardoni―, ebanistas ―destacando al alemán Knopps, españolizado como José Canops―, y bordadores ―sobresaliendo la esposa de Gasparini, Maria Luigia Bergonzini―.
El primer gabinete, situado en el ángulo suroccidental, era utilizado por el rey cuando despachaba con sus ministros; el contiguo, o «despacho secreto» estaba destinado al trabajo personal de Carlos III; por su parte, el más septentrional fue empleado como pieza de conversación. Además, diseñó Gasparini para estas estancias el pavimento de mármoles, la «boiserie» y la bóveda.
Con estas piezas, estudiadas por Juan José Junquera Mato, Ángel López Castán o José Luis Sancho Gaspar, entre otros, se relaciona esta pareja de veladores (10069562 y 10069563), cuyo destino inicial no está claro, si bien aparecen reseñados en el inventario de 1776 del oficio de la furriera en la tribuna de la capilla del Palacio Real de Madrid. Obra de los mismos autores ―Gasparini, Canops y Ferroni― destacan por la originalidad del soporte, la calidad de la marquetería y el finísimo cincelado de los bronces. En el centro del tablero se muestra el escudo real entre atributos militares, siendo estos veladores las únicas piezas de mobiliario del taller de Canops que incluyen referencias directas al rey.