Carlos IV de espaldas
Fechado en 1818
Esta inusual imagen de Carlos IV (1748-1819) fue dedicada a Fernando VII el 8 de diciembre de 1818, un mes y once días antes de la muerte del efigiado en Nápoles, el 19 de enero de 1819. Así se indica en la trasera de madera: «S. M. Carlos IV. de espaldas: / Pintado por Juan Bauzil / pintor de Camara de S. M. / El S.r D.n Fernando VII. que / felizmente Reina: Madrid / 8 de 10.bre 1818.».
A pesar de la ausencia del modelo y de que quedaban lejanos sus retratos del soberano, este miniaturista de cámara supo hacer reconocibles las facciones de Carlos Antonio de Borbón incluso de espaldas, recordando por su mejilla rolliza y sonrosada las célebres efigies pintadas por Francisco de Goya, que han hecho universal la imagen del monarca español. Lleva peluca blanca con coleta encintada de negro, como las que el rey había usado en España, pero ya no en Roma e incluso en sus últimos años en España, y una sencilla casaca de color marrón sin atención a bordados, condecoraciones y demás complementos habituales del retrato de corte.
Este original enfoque, muy moderno y desenfadado, nos hace entender que la reina María Luisa de Parma, siempre tan desahogada en el trato con sus súbditos, llamara a Jean-Jacques Guillaume Bauzil Koc (1766-1820) el «pintor loco» en carta a Manuel Godoy de 14 de agosto de 1801. A pesar de todo, Juan Guillermo Santiago Bauzil, como firmaba en España, gozó del favor de los monarcas como miniaturista y dió algunos modelos de los retratos de los reyes para diversas ediciones del «Kalendario manual y guía de forasteros en Madrid», que anualmente publicaba la Imprenta Real. Esos libritos noticiosos serían encabezados varios años con efigies sacadas por Bauzil, en láminas grabadas por Fernando Selma en 1798 y 1805 y por Rafael Esteve en 1801, 1802, 1806 y 1808, en esta última con Carlos IV sin peluca y el pelo cano, como le vemos en sus retratos romanos de 1813 por José de Madrazo y 1818 por Carlos Espinosa.
El «825» en blanco, en el ángulo inferior derecho, corresponde a la numeración de Vicente Poleró y Toledo en su «Catálogo de los cuadros del Real Monasterio de San Lorenzo, llamado del Escorial […]», de 1857, cuando lo registra en la Casita del Príncipe. Previamente, en 1824 había sido inventariado en la misma casa de campo, en la «Pieza 1.a de Maderas finas», con el número 142: «Bousil. El Rey Don Carlos 4.o de espaldas», dándosele una tasación de mil reales de vellón.
El marco de madera de talla dorada tiene en la entrecalle decoración de rama, hojas, flores y lazos metálicos, asimismo dorados.