Retrato de Ana Mauricia de Austria
1602
La infanta Ana Mauricia fue la hija primogénita de Felipe III y Margarita de Austria-Estiria. Nacida en Valladolid en 1601, fue retratada por el pintor de cámara Juan Pantoja de la Cruz, cuando tenía pocos meses de edad. En Europa, fue habitual que los pintores de la corte retrataran a la descendencia de los monarcas en sus primeros meses de vida. Estos retratos mostraban la continuidad de la dinastía, a la vez que servían para notificar el nacimiento de un nuevo miembro a las demás monarquías europeas. En ellos, se prestaba especial atención a la fidelidad de los rasgos del personaje retratado, considerados como distintivos de la pertenencia a un mismo linaje.
El hecho de que la infanta aparezca sentada sobre un cojín de terciopelo carmesí hace referencia a su relevancia dentro de la familia, pero también indica que, dada su corta edad, aún no era capaz de andar. Así mismo, viste la indumentaria propia de los lactantes, compuesta por prendas confeccionadas en tejido blanco con encajes que adornan el babador o mandil, los puños y el cuello.
La elevada mortalidad infantil justificaba la búsqueda de protección para el recién nacido mediante el uso de cruces, reliquias y dijes. Así, la infanta muestra sobre su pecho una gran cruz de oro y diamantes y, junto a ella, dos medallas con reliquias de santa Ana y la Santa Espina respectivamente. Con el mismo fin, se ceñía a los infantes con un cinturón del que pendían diferentes amuletos, entre los que destaca la higa, un puño de azabache negro que servía para ahuyentar el mal del ojo; el jaspe verde, que atraía la prosperidad; la poma o esfera de olor, en la que se guardaban esencias que alejaban los malos espíritus y servían a la vez para perfumar; la campanilla, que espantaba a las brujas, y el colmillo de jabalí, que contribuía a una sana dentición. Los objetos de coral, tanto el colgante del cinto como la rama que sujeta en la mano derecha, aportaban protección frente a las enfermedades de la sangre.
Ana Mauricia ejerció un importante papel en la política matrimonial de la Casa de Austria tras su matrimonio con Luis XIII de Francia se convirtió en reina de aquel país y fue madre de Luis XIV, el llamado «Rey Sol», uno de los monarcas más emblemáticos de la historia.