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Retratos de las infantas María Teresa y María Antonia Fernanda de Borbón

Fundado en 1980, el Museo de Bellas Artes de Asturias se ha convertido con el tiempo en una pujante institución cultural. A los fondos fundacionales se han sumado en esos más de cuarenta años diversas adquisiciones, donaciones y, desde 2021, el depósito temporal, por tiempo indefinido, de un conjunto de obras procedente de la colección del IX Conde de Villagonzalo, entre las cuales están los dos soberbios retratos invitados a la Galería.

Se trata de las efigies de dos hijas de Felipe V e Isabel Farnesio realizadas en 1737 por Louis-Michel van Loo (1707-1771). El pintor francés había llegado a Madrid el 15 de enero de ese mismo año por recomendación de Hyacinthe Rigaud para suplir en la corte al pintor de cámara Jean Ranc, fallecido año y medio antes. Entre sus primeras obras están los monumentales retratos de cuerpo entero de Felipe V a caballo e Isabel Farnesio, que están firmados en ese año y se exhiben en la Galería de las Colecciones Reales al inicio del recorrido por la planta de los Borbones, y las efigies, de más de medio cuerpo, que hizo de algunos de los infantes, en el vivo colorido característico de este artista.

Las infantas están representadas al exterior en traje de corte, con vestidos de raso de pliegues angulosos y brillantes, y encajes menudos. María Teresa de Borbón (1726-1746), nacida en el Real Alcázar de Madrid, sostiene un cuerno de la abundancia colmado de frutos, mientras que su hermana pequeña, la infanta María Antonia Fernanda (1729-1785), nacida en el Real Alcázar de Sevilla durante el «Lustro Real», se entretiene en un jardín con flores, que adornan su cabello recogido y empolvado y forman una original «banda» que cruza su torso, mientras prepara una corona floral, acaso en alusión a su previsible destino por nacimiento. La primera, contraería matrimonio en 1745 con Luis de Borbón (1729-1765), delfín de Francia, aunque la joven murió poco después, tras el alumbramiento de su única hija, María Teresa (1746-1748), que acabaría falleciendo sin llegar a cumplir los dos años. La segunda, desposó en 1750 con el duque de Saboya, Víctor Amadeo de Saboya (1726- 1796), futuro rey de Cerdeña.

Las dos serían representadas años después, juntas, en el gran cuadro de «La familia de Felipe V», firmado por Van Loo en 1743 (Museo Nacional del Prado, cat. P002283). Y se conocen diversos retratos individuales posteriores realizados por el mismo artista: de María Teresa, de cuerpo entero en 1744 (Palacio Real de Versalles, N.º inv.: MV 3788), y de María Antonia Fernanda, hacia 1747, con un espectacular vestido azul turquesa y corpiño color burdeos con perlas y pedrería (Museo Nacional del Prado, cat. P008350) y de 1750, ya como prometida de Víctor Amadeo, señalado la corona ducal saboyana (Patrimonio Nacional, inv. 1002748 y un par de versiones ovaladas en el Palacio Real de Turín, codice di catalogo nazionale: 0100201317 y 0100202101). En esos retratos adopta una postura semejante a la de su madre en el citado de la Galería de las Colecciones Reales (Patrimonio Nacional, inv. 10025802).

Galería de imágenes

Título

Retratos de las infantas María Teresa y María Antonia Fernanda de Borbón

Autor

Louis-Michel van Loo (1707-1771)

Datación

1737

Características

Óleo sobre lienzo

Procedencia

Museo de Bellas Artes de Asturias

Ubicación

Planta -2. Sala Borbones. Ámbito Felipe V

Créditos

Textos: Javier Jordán de Urríes

Patrocinadores

Fundación Ramón Areces

Colaboradores

Museo de Bellas Artes de Asturias

Otras obras relacionadas

Retrato de Felipe V a caballo
Louis-Michel van Loo
1737
Galería de las Colecciones Reales
10025803

Felipe V (1683-1746) está representado al aire libre, sobre un caballo blanco en corveta y fondo de batalla. Forma pareja con la efigie de cuerpo entero de su esposa Isabel Farnesio, que, a sus cuarenta y cinco años, renunció a la épica del retrato ecuestre y prefirió ser figurada en un imaginado interior palaciego, vistiendo traje de corte.

El nieto de Luis XIV lleva armadura completa inspirada en algunas de las de Felipe II –como la de ondas o nubes– que se custodian en la Real Armería de Madrid. La Fama hace sonar su trompeta y sitúa sobre la cabeza del soberano una corona de laurel, símbolo de triunfo que proclama el éxito de las guerras italianas –con la conquista de Nápoles y Sicilia–, culminadas con la aceptación de los preliminares de paz el 18 de mayo de 1736. Esa figura en vuelo, vestida de túnica rosácea, destaca por su manto azul de plegados angulosos, que entona con la banda azul de la orden caballeresca francesa del Saint-Esprit cruzada en el torso, mientras que la faja de general, ceñida a la cintura en un rojo muy vivo, lo hace con las plumas que rematan el vistoso morrión con cimera de león. Felipe V, con su larga cabellera al viento –como la crin y la cola del caballo– empuña en la diestra la bengala de mando y, en actitud teatral, parece dirigir las acciones armadas representadas al fondo. Con esta obra emulaba Van Loo otro retrato ecuestre del mismo monarca, también de grandes dimensiones, pintado por su antecesor Jean Ranc unos catorce años antes y conservado en el Museo Nacional del Prado.

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Retrato de Isabel Farnesio
Louis-Michel van Loo
1737
Galería de las Colecciones Reales
10025802

Pareja del «Felipe V a caballo», la reina Isabel Farnesio (1692-1766) fue representada en un suntuoso interior palaciego, junto a la corona real, siguiendo el esquema empleado por Jean-Baptiste van Loo, padre de Louis-Michel, en el «Retrato de Marie Leszczynska», de hacia 1725 (Château de Versalles), difundido años después a través del grabado de Nicolas de Larmessin. Idéntico planteamiento formal –una figura estática de cuerpo entero, rodeada de los símbolos de la majestad en un escenario arquitectónico– se mantiene en otra efigie de la misma reina de Francia y de Navarra, la firmada por Louis Tocqué en 1740 (París, Musée du Louvre), e incluso años después se acude a la mencionada estampa de Larmessin para componer una lámina con el «Retrato de Marie-Antoinette Josèphe Jeanne d’Autriche, Reine de France et de Navarre».

En este lienzo, Isabel Farnesio viste traje de corte con tontillo, en seda labrada en hilos de plata sobredorada y de diversos colores con adorno de grandes flores y, sobre el peto o «pièce d’estomac» de piel de armiños, un brocamantón de pedrería y perlas. Otras joyas aderezan cabello y orejas, y en la muñeca luce la miniatura-retrato de su esposo. Completa esta deslumbrante representación de la majestad soberana, la citada corona real en almohadón de terciopelo con bordados en oro de lises, castillos y leones, como en el manto y tapizado del trono. Al fondo asoman, tras el cortinón, unas columnas salomónicas en lapislázuli y bronce dorado y, con un claro mensaje alegórico, la colosal escultura «Flora Farnese», una de las más célebres de la colección de la familia de la reina.

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Fernando VI, rey de España
Louis-Michel van Loo
H. 1750
Galería de las Colecciones Reales
10002069

En la efigie de medio cuerpo de Fernando VI (1713-1759), pareja del retrato de su esposa la reina Bárbara de Braganza (inv. 10002070), muestra al monarca en el cénit de su poder. Empuña teatralmente en la diestra la bengala de mando en una postura gallarda bien lejana de lo que sería la realidad de su último año, cuando estuvo recluido en el castillo de Villaviciosa de Odón tras su sentida viudez, llevando una vida errática. Con el vivo colorido característico del pintor francés, el soberano está representado al aire libre, recortado sobre nubes blancas y grisáceas peculiares de los fondos de sus obras. Lleva peluca larga blanca y viste coraza sobrepuesta a la casaca de terciopelo marrón con mangas de piel de jaguar y abundante bordado en hilo de plata sobredorada. Como es norma en el retrato de corte, luce diversas insignias. Al cuello cuelga la del Toisón de Oro, cuyo Vellocino dorado y llamas de rubíes asoman bajo la banda de muaré azul cielo de la Orden francesa del Saint-Esprit cruzada al pecho, que tiene su cruz plateada cosida al manto real en terciopelo azul, con forro de armiños. Al igual que el manto, la vistosa faja roja de general destaca por sus plegados angulosos, como los empleados años antes en los retratos de Felipe V, como el ecuestre también en la Galería de las Colecciones Reales (inv. 10025803) o en el cortinón rojo de su obra más famosa, el gran cuadro de «La familia de Felipe V», firmada en 1743 (Madrid, Museo Nacional del Prado, cat. P002283). La composición se completa con un elegante tricornio de fieltro negro, adornado de plumas blancas y rico bordado en oro apoyado en primer término en la roca, con los guantes como si hubiesen sido dejados allí de cualquier manera.

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Bárbara de Braganza, reina de España
Louis-Michel van Loo
H. 1750
Galería de las Colecciones Reales
10002070

Pareja del retrato de su esposo Fernando VI (inv. 10002069), la reina Bárbara de Braganza (1711-1758), portuguesa de nacimiento, está también representada en un exterior, pero sentada y estática, vistiendo traje de corte de color salmón y manto real en terciopelo azul con forro de armiños. Ataviada con joyas en cabello, peto y muñecas, está acodada sobre un almohadón con agremán y borlas en hilo de plata sobredorada, que a su vez descansa en una barandilla marmórea. Tras ella, representó Louis-Michel van Loo (1707-1771) una fuente pétrea con vaso soportado por tritones o atlantes, que recuerdan vagamente a las pinturas de Pietro da Cortona y también a la «Fontana dei Tritoni» del Foro Boario de Roma. Se conocen diversas copias y derivaciones de esta efigie. La más cercana, en Casa Rocca Piccola en La Valeta (Malta), con la figura de la reina más estilizada y, en la fuente del fondo, ligeramente girados los atlantes o tritones, con un delfín coronando el vaso y al pie de la misma una corona real, que la reina parece señalar con su mano izquierda. Más diversas, con la corona real en vez de la fuente, son la copia del Muzeum Narodowe de Varsovia, en Polonia (inv. 190915 MNW) y la atribuida a José Vergara Ximeno en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, corporación cuyo germen fue la Academia titulada de Santa Bárbara en honor a esta reina. Del prototipo de Patrimonio Nacional deriva asimismo otro retrato en la Universidad Complutense de Madrid, ya todo muy alterado, invirtiendo los colores de vestido y manto, variando la posición de los brazos, distinto fondo, sin barandilla ni almohadón y un gran abanico cerrado en la mano derecha.

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Autores y coleccionistas

Felipe V
Monarca

Felipe V

(Versalles (Francia), 1683 - Madrid, 1746)

Segundo hijo de Luis de Borbón (1661-1711), conocido como el Gran Delfín, heredero de la Corona francesa, y de María Ana Cristina Victoria de Baviera (1660-1690), el futuro Felipe V creció en la corte de Versalles durante el reinado de su abuelo, Luis XIV de Francia. Su educación estuvo a cargo de François Fénelon, más tarde Arzobispo de Cambrai. Nieto por vía paterna de la Infanta María Teresa, hija mayor de Felipe IV, ascendió al trono español tras la muerte de Carlos II, quien le designó como su sucesor en su último testamento del 3 de octubre de 1700. 

Primer Rey de España perteneciente a la Casa de Borbón, el reinado de Felipe V se desarrolló en dos etapas. La primera abarcó desde noviembre 1700 hasta el 10 de enero de 1724, cuando el Monarca abdicó en su hijo primogénito, Luis I. La segunda se extendió entre el 6 de septiembre de ese mismo año, tras el fallecimiento del Rey Luis a consecuencia de la viruela, y el 9 de julio de 1746, fecha de su propia muerte. 

Felipe V casó en dos ocasiones. Su primera esposa fue la Princesa María Luisa Gabriela de Saboya (1688-1714), con la que contrajo matrimonio en Figueras (Gerona), el 3 de noviembre de 1701. La pareja real tuvo cuatro hijos: el futuro Luis I (1707-1724), que reinaría brevemente en 1724; el Infante Felipe (nacido y muerto en 1709); el Infante Felipe Pedro (1712-1719), y Fernando VI (1713-1759), que sucedió a su padre en 1746. Tras el fallecimiento de la Reina María Luisa Gabriela de Saboya el 14 de febrero de 1714, el Rey casó en segundas nupcias en Guadalajara, el 24 de diciembre de ese mismo año, con la Princesa parmesana Isabel Farnesio (1692-1766), con la que tuvo siete hijos más: el futuro Carlos III de España (1716-1788); el Infante Francisco (nacido y muerto en 1717); la Infanta María Ana Victoria (1718-1781), Reina de Portugal por su matrimonio con José I (1714-1777); el Infante Felipe (1720-1765), Duque de Parma; la Infanta María Teresa (1726-1746), Delfina de Francia como esposa de Luis Fernando de Borbón, Delfín de Francia (1729-1765); el Infante Luis Antonio (1727-1785), que sería nombrado Arzobispo de Toledo y Cardenal de la Santa Sede, y la Infanta María Antonia Fernanda (1729-1785), Reina de Cerdeña por su boda con Víctor Amadeo III de Saboya (1726-1796).

Los primeros años del reinado de Felipe V estuvieron condicionados por el estallido de la Guerra de Sucesión española (1701-1714), que enfrentó a Francia y la Monarquía Hispánica con las potencias de la conocida como Gran Alianza de La Haya: Inglaterra, Holanda y el Imperio, a las que se sumaron Portugal y Saboya en 1703. Aunque el origen del conflicto se encontraba en la defensa por parte del Emperador Leopoldo I de los derechos sucesorios de su hijo, el Archiduque Carlos de Austria, en su desarrollo influyeron también factores de tipo político, económico y comercial. En lo que se refiere a España, la Guerra de Sucesión tuvo a su vez una deriva de enfrentamiento civil. En este sentido, si la lealtad a Felipe V de castellanos, navarros y vascos fue prácticamente generalizada, amplios sectores de la sociedad en Valencia, Aragón, Baleares y Cataluña, conocidos como “austracistas”, se inclinaron a favor del Archiduque Carlos, quien en 1705 estableció su corte en Barcelona. 

A lo largo de 1713, las potencias europeas, con la única excepción de Austria hasta 1725, reconocieron a Felipe V como Rey de España. No obstante, en virtud de los Tratados de Utrecht-Rastatt (1713-1714), la Monarquía Hispánica hubo de renunciar a los Países Bajos y a los territorios bajo su soberanía en Italia, así como a Gibraltar y Menorca, cedidos a Inglaterra, que también recibió ciertos privilegios comerciales en Ultramar. El final de la Guerra de Sucesión entrañó asimismo la entrada en vigor de los Decretos de Nueva Planta en Valencia, Aragón, Mallorca y Cataluña, que fueron promulgados entre 1707 y 1716 y que planteaban una profunda reforma de los sistemas políticos y administrativos existentes en la Monarquía Hispánica hasta ese momento.  

La política exterior española en los años posteriores a 1714 estuvo dictada por el revisionismo de los Tratados de Utrecht-Rastatt y por el interés del gobierno español en reconquistar Menorca, Gibraltar y los territorios italianos cedidos tras la paz. Tales propósitos impulsaron la firma con Francia del primer y segundo “Pacto de Familia”, suscritos el 7 de noviembre de 1733 y el 25 de octubre de 1743 respectivamente, así como la intervención de España en las Guerras de Sucesión polaca (1733-1735) y austriaca (1740-1748). Aunque la recuperación de Menorca y Gibraltar no se materializó, España logró conquistar los Reinos de Nápoles y Sicilia, así como el Ducado de Parma, cedidos a los hijos del Rey, los Infantes Carlos, futuro Carlos III, y Felipe de Borbón. Con anterioridad, el gobierno español había restablecido las relaciones con la Santa Sede mediante la firma de los Concordatos de 1717 y 1737. 

En política interior, el reinado de Felipe V se caracterizó por el reformismo y la racionalización administrativa, impulsada mediante la creación de las Secretarías de Estado y del Despacho. Si en un principio los extranjeros, como el francés Juan Orry, el parmesano Cardenal Alberoni o el holandés Juan Guillermo Ripperdá, compartieron el poder con ministros de origen español como José Grimaldo y Melchor de Macanaz, desde finales de la década de 1720 los tecnócratas José Patiño y José del Campillo se convirtieron en las figuras más influyentes del gobierno. Las mejoras en la administración fiscal, la introducción de la figura de los intendentes, la reestructuración del Ejército y la Marina, el estímulo otorgado al desarrollo de la industria, la creación de las Reales Manufacturas y de las Compañías privilegiadas de comercio, o el traslado de la Casa de Contratación de Sevilla a Cádiz (1717), fueron algunas de las medidas adoptadas por los ministros de Felipe V después de la Guerra de Sucesión. 


En el ámbito cultural son de destacar asimismo la fundación en 1711 de la Biblioteca Real, germen de la actual Biblioteca Nacional de España; de las Reales Academias Española y de la Historia, en 1714 y 1738 respectivamente; de la Universidad de Cervera en 1717 y de otras instituciones de carácter científico como el Real Colegio de Cirugía de Cádiz, por ejemplo. Amante de las bellas artes, Felipe V fue también mecenas del cantante napolitano Carlos Broschi, conocido como Farinelli, y de los pintores Miguel Jacinto Meléndez, Jean Ranc y Louis-Michel Van Loo, entre otros, además del artífice de la construcción del Palacio de La Granja de San Ildefonso (Segovia) y del Palacio Real de Madrid. 


El Rey falleció en Madrid el 9 de julio de 1746. Sus restos se encuentran enterrados junto a los de su segunda esposa, Isabel Farnesio, en la cripta de la Real Colegiata de la Santísima Trinidad del Palacio de La Granja de San Ildefonso. 

Fuente: Real Academia de la Historia (https://www.rah.es)

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Isabel Farnesio
Monarca

Isabel Farnesio

(Parma (Italia), 1692 - Aranjuez (Madrid), 1766)

Hija de Eduardo Farnesio (1666-1693), Príncipe de Parma, y de Dorotea Sofía de Neoburgo (1670-1748), hermana de Mariana de Neoburgo (1667-1740), segunda esposa de Carlos II de España (1661-1700), Isabel Farnesio fue educada bajo la supervisión de su madre, quien procuró que recibiera una sólida formación artística y cultural. Elegida como consorte del Rey de España en 1714, a instancias del diplomático parmesano Julio Alberoni y de la Princesa de los Ursinos, camarera mayor y confidente de la primera esposa del Rey, María Luisa Gabriela de Saboya (1688-1714), su matrimonio con Felipe V (1683-1746) se celebró en Guadalajara el 24 de diciembre de 1714. Mujer dotada de una fuerte personalidad, entre las primeras medidas adoptadas por Isabel Farnesio estuvo el destierro de la influyente Princesa de los Ursinos, artífice de su enlace.

Los Reyes formaron un matrimonio bien avenido que tuvo siete hijos: el futuro Carlos III de España (1716-1788); el Infante Francisco (nacido y muerto en 1717); la Infanta María Ana Victoria (1718-1781), Reina de Portugal por su matrimonio con José I (1714-1777); el Infante Felipe (1720-1765), Duque de Parma; la Infanta María Teresa (1726-1746), Delfina de Francia como esposa de Luis Fernando de Borbón, Delfín de Francia (1729-1765); el Infante Luis Antonio (1727-1785), que sería nombrado Arzobispo de Toledo y Cardenal de la Santa Sede, y la Infanta María Antonia Fernanda (1729-1785), Reina de Cerdeña por su boda con Víctor Amadeo III de Saboya (1726-1796). 

En calidad de Soberana, Isabel Farnesio ejerció una notable influencia política y protegió las carreras de ministros como el Cardenal Alberoni, Juan Guillermo Ripperdá, José Patiño y el Marqués de Villadarias. Además, en los momentos de enfermedad de Felipe V, la Reina asumió personalmente, aunque de manera oficiosa, el manejo de los negocios de Estado.

Después de la muerte de su esposo, el 9 de julio de 1746, Isabel Farnesio fue obligada por su hijastro, Fernando VI, a retirarse al Palacio de La Granja de San Ildefonso (Segovia). A lo largo de los trece años que duró su retiro, la Soberana se concentró en sus inquietudes culturales, como la ampliación de su colección artística y la construcción del Palacio de Riofrío (Segovia). Tras el fallecimiento de Fernando VI sin sucesión, el 10 de agosto de 1759, Isabel Farnesio ejerció la Gobernación durante el viaje hasta España de su primogénito, el nuevo Rey Carlos III. 

La Reina falleció en el Palacio de Aranjuez el 11 de julio de 1766. Sus restos reposan junto a los de Felipe V en la cripta de la Real Colegiata de la Santísima Trinidad del Palacio de La Granja de San Ildefonso (Segovia). 

Fuente: Real Academia de la Historia (https://www.rah.es)

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Fernando VI
Monarca

Fernando VI

(Madrid, 1713 - Villaviciosa de Odón (Madrid), 1759)

Cuarto y último hijo de Felipe V (1683-1746) y de su primera esposa, María Luisa Gabriela de Saboya (1688-1714), el futuro Fernando VI quedó huérfano de madre cuando aún no había cumplido los cinco meses de edad. Como era habitual en la época, pasó sus primeros años de vida al cuidado de un grupo de criadas palatinas hasta que, en 1721, Felipe V ordenó que se le pusiera “cuarto aparte para que en él le sirvan y asistan sólo hombres”. Ese mismo año, el Conde de Salazar y Don Carlos Arizaga fueron designados respectivamente ayo y teniente de ayo del Infante, en tanto el Padre jesuita Ignacio Laubrussel era nombrado preceptor. En lo sucesivo, la formación del Infante Fernando sería más estricta y rutinaria e incluiría nociones de música, danza, esgrima y el arte de la caza, además de religión y de los saberes intelectuales básicos. 

El 25 de noviembre de 1724, el Infante Fernando fue jurado Príncipe de Asturias ante las Cortes tras la muerte de Luis I y el regreso al trono de Felipe V. Con motivo de su reconocimiento como heredero de la Corona, el Rey dispuso la formación de su primera Casa, de la que el Duque de Béjar sería mayordomo mayor y en la que también se integraron sus antiguos ayo y teniente de ayo, el Conde de Salazar y Don Carlos Arizaga. El enlace del Príncipe Fernando con la Infanta portuguesa Bárbara de Braganza (1711-1758) comenzó a negociarse poco tiempo después. El matrimonio definitivo de los Príncipes de Asturias, concertado con el fin de propiciar el acercamiento diplomático y dinástico entre las cortes de Madrid y Lisboa, fue ratificado en Badajoz el 19 de enero de 1729. El Príncipe Fernando y Bárbara de Braganza formaron un matrimonio bien avenido que no tuvo descendencia. 

La etapa de vida del futuro Fernando VI como heredero de la Corona estuvo caracterizada por las tensiones que presidieron su relación con Felipe V y, en especial, con la Reina Isabel Farnesio. A menudo instrumentalizados por los miembros del conocido como “partido del Príncipe”, facción de la corte crítica con la política interior y exterior de Felipe V, el Príncipe de Asturias y su esposa se vieron implicados en intrigas cortesanas que en alguna ocasión revistieron especial gravedad al poner en tela de juicio la legitimidad de la vuelta al trono de Felipe V en 1724, tras el fallecimiento de Luis I. 

Fernando VI se convirtió en Rey de España el 9 de julio de 1746. Carente de experiencia en el manejo de los negocios de Estado al acceder a la Corona, durante todo su reinado el Monarca estuvo muy influido por su esposa, Bárbara de Braganza. Entre las primeras medidas adoptadas por el nuevo Rey se encontraron el alejamiento de Madrid de la Reina viuda Isabel Farnesio, obligada a retirarse al Palacio de La Granja de San Ildefonso (Segovia), y de algunos de sus ministros más leales, como el Marqués de Villadarias. Este último cese vendría acompañado de los nombramientos de José de Carvajal y del Marqués de la Ensenada al frente de la política exterior e interior españolas, en la que ambos introdujeron cambios con respecto al reinado anterior.  

En materia diplomática, Fernando VI abogó por la “neutralidad armada”, lo que llevó a España a abandonar la tradicional alianza con Francia y a tender puentes con Portugal, Austria, Inglaterra y la Santa Sede. En concreto, con la primera, José de Carvajal negoció un impopular Tratado de Límites, firmado el 13 de enero de 1750, que afectaba al territorio americano y que sería anulado más tarde por Carlos III. En cuanto a la Santa Sede, durante el reinado de Fernando VI se firmó el Concordato de 1753, que restableció la normalidad en las relaciones entre Madrid y Roma.

En política interior el Rey y sus ministros se mostraron igualmente activos: la promulgación de las Ordenanzas de Marina (1748), la elaboración desde 1749 del conocido como “Catastro de Ensenada”, el impulso otorgado a las Reales Fábricas, el desarrollo de ciertas reformas financieras y hacendísticas o la reforma de las Casas Reales de 1748, fueron algunas de las medidas adoptadas durante sus años de gobierno. Interesados además en la promoción de la música, las artes y las letras, Fernando VI y Bárbara de Braganza protegieron las carreras del compositor Domenico Scarlatti, del cantante Carlo Broschi, conocido como Farinelli, y de ilustres escritores españoles como el benedictino Padre Benito Feijoo. Asimismo, el Monarca también favoreció la creación en 1752 de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. 

Los últimos años del reinado de Fernando VI estuvieron marcados por la muerte de José de Carvajal, su sustitución por Ricardo Wall y el cese del Marqués de la Ensenada. Paralelamente, el estallido de la Guerra de los Siete Años (1756-1763) en Europa amenazó la política de neutralidad por la que el Monarca había apostado desde comienzos de su reinado. En este contexto, el fallecimiento de la Reina Bárbara de Braganza el 27 de agosto de 1758 llevó al rey a recluirse en el castillo de Villaviciosa de Odón (Madrid), donde falleció casi un año después, el 10 de agosto de 1759. Fernando VI se encuentra enterrado en la Iglesia de las Salesas Reales de Madrid. 

Fuente: Real Academia de la Historia (https://www.rah.es)

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Bárbara de Braganza
Monarca

Bárbara de Braganza

(Lisboa (Portugal), 1711 - Aranjuez (Madrid), 1758)

Hija primogénita del Rey Juan V de Portugal (1689-1750) y de su esposa, la Archiduquesa Mariana de Austria (1683-1754), Bárbara de Braganza se educó en la corte de Lisboa. Durante su infancia aprendió a hablar seis idiomas (latín, francés, italiano, alemán y castellano, además de su portugués nativo) y recibió lecciones del célebre compositor napolitano Domenico Scarlatti. 

En 1728, con el fin de propiciar un nuevo acercamiento diplomático y dinástico entre los Reinos de España y Portugal, se concertaron las dobles bodas de Bárbara de Braganza con el Príncipe de Asturias, Fernando de Borbón (1713-1759), y de la Infanta española María Ana Victoria (1718-1781) y el heredero al trono portugués, el futuro José I (1714-1777). El matrimonio de los Príncipes de Asturias fue ratificado en Badajoz el 19 de enero de 1729. El Príncipe Fernando y Bárbara de Braganza formaron una pareja unida, si bien no tuvieron descendencia.

Convertida en Reina de España después del ascenso al trono de Fernando VI el 9 de julio de 1746, Bárbara de Braganza disfrutó de una considerable influencia política durante el reinado de su esposo, quien compartió con la Soberana el tratamiento de los negocios de Estado. En materia de gobierno, la Reina se interesó especialmente en la buena marcha de las relaciones diplomáticas entre España y Portugal, su patria de origen.

Interesada en la promoción de la música, las artes y las letras, Bárbara de Braganza protegió las carreras del compositor Domenico Scarlatti y del cantante Carlo Broschi, conocido como Farinelli; contribuyó a la consolidación de la ópera italiana en la corte española y financió la construcción de la Iglesia y el Convento de las Salesas Reales en Madrid, especializado éste en la enseñanza femenina, otra de las preocupaciones de la Reina.

La salud de Bárbara de Braganza, que padecía asma, empeoró en los últimos años de su vida. El fallecimiento de la Soberana tuvo lugar en el Palacio de Aranjuez el 27 de agosto de 1758. Tras la muerte de su esposa, Fernando VI se retiró al Castillo de Villaviciosa de Odón (Madrid), donde residió hasta su muerte un año después. Los restos de Bárbara de Braganza se encuentran enterrados en la Iglesia de las Salesas Reales de Madrid. 

Fuente: Real Academia de la Historia (https://www.rah.es)

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Loo, Louis-Michel van
Autor

Loo, Louis-Michel van

(Tolón, 1707 - París, 1771)

Loo, Louis-Michel van. Tolón (Francia), 2.III.1707 – París (Francia), 20.III.1771. Pintor.

Pintor francés descendiente de una familia de artistas holandeses que se remonta al siglo XVI, y donde destacaría Jacob van Loo, en el siglo xvii, como maestro de género y retratista. Louis-Michel se formó en los talleres que su padre, Jean-Baptiste Van Loo, abrió consecutivamente en Turín y en Roma, tras haber trabajado antes, como otros miembros de la saga, en diversas ciudades de la Provenza. Para completar su formación, el joven artista marchó a París e ingresó en la Academia Real, donde en 1726 ganó el Gran Premio de Roma. Regresó, pues, a la Ciudad Eterna en 1727 con su hermano François y su tío...

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