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Biografía
Segundo de los seis hijos de Juana I (1479-1555) y de Felipe El Hermoso (1478-1506), el futuro Carlos I de España y V de Alemania pasó su infancia en Malinas (Bélgica). Conde de Flandes y Señor de los Países Bajos desde la muerte de su padre en septiembre de 1506, su tía, la Archiduquesa Margarita de Austria (1480-1530) –viuda del Príncipe Juan (1478-1497), segundogénito de los Reyes Católicos, y hermana menor de Felipe El Hermoso–, ejerció la Regencia hasta que en 1515 fue declarado mayor de edad. Su educación estuvo a cargo de Adriano de Utrecht, futuro Papa Adriano VI. Si bien el entonces Príncipe Carlos contó con un preceptor español, Luis Cabeza de Vaca, su infancia y primera juventud transcurrieron en un ambiente cultural predominantemente francófono.
El 11 de marzo de 1526 contrajo matrimonio en Sevilla con Isabel de Portugal (1503-1539). La pareja real tuvo cinco hijos: el futuro Felipe II (1527-1598); la Infanta María (1528-1603), Emperatriz de Alemania como esposa de Maximiliano II de Austria (1527-1576); el Infante Fernando (1529-1530); la Infanta Juana (1535-1573), Princesa heredera de Portugal por su matrimonio con el príncipe Juan –hijo mayor del monarca portugués Juan III y de Catalina, hermana de Carlos V–, y el Infante Juan (1537-1538). Tras la muerte de Isabel de Portugal el 1 de mayo de 1539, Carlos I permaneció viudo hasta su muerte. El Monarca también fue padre de dos hijos extramaritales: Margarita de Austria (1521-1586), Duquesa de Parma como esposa, primero, de Alejandro de Médicis, I duque de Florencia, y después de Octavio Farnesio, duque de Parma, y futura Gobernadora de los Países Bajos, y Don Juan de Austria (1547-1578), uno de los artífices de la victoria de Lepanto frente a los turcos el 7 de octubre de 1571.
Carlos I se convirtió en Rey de España tras la muerte de su abuelo materno, Fernando El Católico, el 25 de enero de 1516. Debido a la inestabilidad mental de su madre, la Reina Juana, se dispuso que el nuevo Monarca reinara conjuntamente con ella, quien por su parte continuó recluida en Tordesillas hasta su muerte el 12 de abril de 1555. El 28 de junio de 1519, Carlos fue elegido Emperador de Alemania con el nombre de Carlos V, tras el fallecimiento de su abuelo paterno, el Emperador Maximiliano I, en enero de ese mismo año.
Los comienzos del nuevo reinado se caracterizaron por la inestabilidad. La incomprensión hacia los intereses europeos del Monarca, añadida a la conflictividad reinante en las grandes ciudades y a los errores iniciales de Carlos I, como las mercedes y cargos públicos que concedió a algunos de sus consejeros flamencos, se encontraron en el origen del estallido en 1520 de la revuelta de las “Comunidades” en Castilla y del movimiento agermanado en Valencia y Mallorca. Ambas insurrecciones, que pusieron en tela de juicio la autoridad real, se prolongaron hasta 1522, año en el que fueron sofocadas definitivamente por las fuerzas leales al Monarca y éste aprobó la concesión de un “perdón general”. Otros factores que contribuyeron al restablecimiento de la normalidad fueron la mayor integración de las elites locales en la Administración de la Monarquía, la continuidad con algunas de las reformas institucionales iniciadas en su día por los Reyes Católicos, como el incremento del número de Consejos de gobierno, y la presencia en territorio castellano de la esposa del Monarca, Isabel de Portugal, que le sustituyó al frente del poder durante sus ausencias, así como de sus hijos.
En calidad de Soberano, Carlos I aspiró a consolidar la posición de la Monarquía Hispánica como potencia hegemónica en las relaciones internacionales europeas. A lo largo de su reinado, la política exterior carolina estuvo condicionada por la rivalidad con Francia y el Imperio Otomano, las consecuencias de la ruptura religiosa en Alemania y la amplitud de los frentes militares a los que el Monarca hubo de prestar atención. La participación española en los conflictos bélicos de la Europa de la primera mitad del Quinientos se saldó con éxitos notables como las victorias de Pavía (1525) y Mühlberg (1547), la toma de Túnez (1535) y la incorporación del Ducado de Milán a los territorios bajo soberanía de la Monarquía Hispánica (1540), pero también con fracasos como los de la “Jornada de Argel” (1541), la precipitada huida de Carlos I de Innsbruck (1552) o la firma de la Paz de Augsburgo (1555), que consumó la división religiosa en el Imperio alemán. Frente a este balance desigual en el ámbito europeo, en el continente americano son de destacar la conquista de los Imperios Azteca e Inca por las huestes a las órdenes de Hernán Cortes y Francisco Pizarro, en 1521 y 1533 respectivamente; la creación de los virreinatos de Nueva España (1535) y Perú (1542), o la culminación de la primera vuelta al mundo por Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano entre 1519 y 1522.
Decepcionado con los resultados de su política exterior, entre octubre de 1555 y enero de 1556 Carlos I renunció a los territorios bajo la soberanía de la Monarquía Hispánica en favor de su hijo, Felipe II, en tanto la Corona imperial pasaba a su hermano Fernando (1503-1563). Tras su abdicación, el Monarca regresó a España. Desde febrero de 1557 se instaló en una Casa-Palacio aneja al Monasterio de Yuste (Cáceres), donde falleció el 21 de septiembre de 1558. Los restos de Carlos I descansan en el Panteón de Reyes del Monasterio de El Escorial.
Fuente: Real Academia de la Historia (https://www.rah.es)
