Cristo ante Pilatos
1496-1504
Forma parte del «Políptico de Isabel la Católica», junto a otras escenas de la vida de Cristo. La figura abatida del Señor, con túnica de color azul violácea, es conducida descalza y con las manos atadas con cuerdas por varios verdugos y soldados ante la presencia de Pilatos (Mateo 27, 2; y Lucas 23, 1-3). El prefecto romano aparece entronizado sobre un estrado, coronado por un baldaquino, con cetro en la diestra y suntuosamente ataviado con túnica de terciopelo carmesí y amplio sombrero, mientras que su expresión de rostro y manos denota estar interrogando a Jesús. Los dos personajes que llevan a Cristo, el esbirro con peto y el soldado con armadura completa del otro lado, destacan por los bellos efectos metálicos de sus respectivas corazas, en las que se pueden apreciar los destellos de una ciudad en llamas, detalle que se encuentra en otras tablitas de la serie, y que, de acuerdo con la tradición flamenca, está relacionado con los peligros, amenazas y angustias que asolan el mundo y que sólo Jesús es capaz de salvarlo del mal. Cierra la comitiva un porteador con un estandarte, que es perseguido por un perro blanco. Otras cinco cabezas completan el grupo tan abigarrado de personajes que acompañan a Cristo, cuya expresión de mansedumbre contrasta con los rostros caricaturescos del resto, muy en la línea del mundo nórdico.
La escena se desarrolla en un bello pórtico de líneas clásicas, con columnas de fustes de jaspe rojo y capiteles ornamentales y con arquerías de medio punto, que contribuyen a ambientar el espacio palaciego de la corte del gobernador. En el trasdós del arco del fondo hay una inscripción en la que se puede leer: «GLORIA.PATRI.ET.FILIE.ET.S...». La galería está abierta a un paisaje muy luminoso, en el que se sitúan el palacio de Pilatos a la derecha y, al otro lado, dos torres medievales, que seguramente evocan las que el pintor podía ver en Castilla.