La tempestad calmada
1496-1504
Forma parte del «Políptico de Isabel la Católica», junto a otras escenas de la vida de Cristo. Juan de Flandes recoge en esta escena de forma muy exacta el relato evangélico de san Mateo (8, 23-27), captando justo el momento en que Jesús, tendido sobre una almohada tras ser despertado por sus discípulos, alza su mano para apaciguar la tempestad en el lago Tiberiades. A su lado se reconocen, por sus atributos, a san Pedro con la llave y a san Pablo con el libro de sus epístolas y la espada, mientras que el resto de los apóstoles rezan o procuran gobernar la embarcación. La presencia de Pablo no está recogida en los evangelios, pero quizás se deba a la influencia del tema de la «Nave de la Iglesia», que comenzaba a cobrar un gran éxito en aquella época.
Juan de Flandes desea una vez más dotar a la escena de una atmósfera vaporosa, que aquí se recrudece con el efecto de las olas rompiendo contra la barca. A pesar de la tensión vivida en el episodio evangélico, los rostros de los personajes ofrecen una calma elegante y ensoñadora. El pintor muestra su faceta de miniaturista, al plasmar las calidades matéricas de algunos detalles, que cobran un brillo preciosista muy particular, como son: los objetos metálicos de orfebrería –las cruces y la espada–; las formaciones rocosas de primer término; o las piedras deslumbrantes de variados colores que hay sobre la arena, tomadas del pintor flamenco Jan Van Eyck (h. 1390/1400-1441) y que evocan el Paraíso. Sobre la vela se distinguen los emblemas de Cristo –«IHS»– y María –«Mª»–, en letras doradas, y la banderola superior que ondea en lo alto del mástil lleva el escudo real de Castilla y León y la inscripción «vive le roy», motivos que confirman el interés del artista por vincular el ciclo evangélico con sus mecenas.